El órgano consultivo considera en su cuarto informe desde 2005 que el estado de los restos arqueológicos del antiguo puerto de Sagunto padecen un grave caso de expolio y exige medidas.
El Consell Valencià de Cultura (CVC) ha emitido un duro infomre en el que califica de grave caso de expolio la situación en que se encuentra el yacimiento arqueológico del Grau Vell. Además, incide en el agravante añadido de que el expolio es debido a entes oficiales, ya que su origen estaría en la omisitón por parte de las administraciones públicas de las actuaciones necesarias para preservar estos restos formalmente protegidos como parte de un Bien de Interés Cultura (BIC).
Aunque el informe del Consell Valencià de Cultura se aprobó hace una semana, la situación no es nueva. La alarma la dieron en febrero de 2014 desde la Unidad de Inspección del Patrimonio Histórico Arqueológico de la Dirección Territorial de Cultura de la Generalitat Valenciana. En esas fechas, dicho departamento emitió un informe, firmado por un arqueólogo, en el que se advertía "de la necesidad y urgencia de que se realizaran una serie de actuaciones de limpieza, conservación y preservación del BIC, que se estaba deteriorando por el abandono oficial".
Sin embargo, mas de cuatro después, una reciente delegación del CVC que visitó la zona pudo constatar que aquellas urgencias no habían sido acometidas. Por el contrario, los miembros de esta delegación pudieron comprobar sobre el terreno que "el estado de abandono en el que se encuentra este hallazgo es tal, que se ha deteriorado hasta el cartel publicitario que anuncia el yacimiento y que resulta ilegible".
La comitiva, encabezada por el vicepresidente del CVC, Ricardo Bellveser e integrada por Glòria Marcos, Vicente González Móstoles y Vicente Ferrero, destacó en sus conclusiones el pésimo estado de conservación del yacimiento, vallado en su día para su protección, que hoy se encuentra cubierto por la abundante vegetación que ha crecido, chumberas y basuras, que afectan evidentemente al estado de conservación de la zona excavada, del territorio colindante e incluso del propio yacimiento Incluso hasta la valla que lo delimita se ha derrumbado en sus tramos principales e interrumpe el paso por la Vía Pecuaria.
Ante este estado de cosas, el Consell Valencià de Cultura ha instado a las autoridades estatales y autonómicas responsables a que "con caracter inmediato repongan las partes derrumbadas como la propia valla, el acceso al yacimiento, la señalítica, etc.., como forma de garantizar que se eviten daños mayores". Igualmente les apremia a impulsar un programa de excavación y preservación arqueológica que complete los estudios interrumpidos de cara a su mejor conocimiento y su adecuación para los "usos de contemplación, pedagogía, disfrute y difusión del bien".
La preocupación de CVC por el estado del puerto antiguo es vieja. Su primer informe recomendando acciones urgentes se remonta a 2005. Dos años más tarde propuso que se ampliara el entorno de protección de la zona BIC y en 2010 volvió a alertar de la desidia oficial al tiempo que analizaba el convenio firmado entre el Ayuntamiento de Sagunto y la Autoridad Porturaria de Valencia que, entre otras cosas, prevía crear un Parque Arqueológico al aire libre y un Centro de Interpretación del Puerto Romano de Sagunto. Un convenio que, pese a sus grandes anuncios, presentaba una propuesta a juicio del CVC imprecisa e insuficiente, cuando no abrumadora retórica.
EL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DEL GRAU VELL
El yacimiento del puerto íbero- romano más importante de todo el litoral valenciano se halla próximo al pequeño núcleo de población situado frente al mar en la parte sudeste del término
municipal de Sagunto, conocido como Grau Vell. Es este un núcleo formado por una
treintena de casas que forman una única calle donde durante todo el año habitan seis familias, pero que en verano ascienden a
unas 28 familias, que disfrutan del mar y de la colindante Marjal dels Moros.
Los primeros restos del puerto ibero-romano del Grau Vell son de 1938, cuando se descubrieron unas lápidas en la construcción de las baterías anti-aéreas durante la Guerra Civil. Tras varias hipótesis de González Simancas en 1941, que incluso publicó en Las Provincias un documento epigráfíco funerario de los desenterrado s
en 1937 con motivo de los trabajos de construcción de la batería de
costa, y unos años después de Santiago Bru, la arqueóloga Carmen Aranegui inició las primeras excavaciones en 1974, continuado al frente de ellas hasta el 2006, lo que la convierten en la voz que sin lugar a dudas mejor puede describir el valor material de los restos arqueológicos que ligan la historia de la ciudad de Sagunto con el mar desde la remota antigüedad.
Desde entonces se han ejecutado 16 campañas arqueológicas, tres prospecciones y una campaña subacuática realizadas con motivo de la expansión portuaria. Los
datos apuntan a que el puerto se remonta al siglo V antes de nuestra
era (a.n.e), lo que lo confirmaría como uno de los núcleos íberos más
antiguos. El puerto fue reformado en el siglo III a.n.e. y se
abandonaría definitivamente en el siglo V.
De todo este periodo histórico se ha descubierto la existencia de más de una docena de pecios que permanecen protegidos por las aguas, además de los restos de un espigón frente a la desembocadura del la Gola de Colomer, donde un derrumbe de grandes sillares tallados indica la existencia de una torre o faro en la terminación de dicho espigón. Como los existentes en la actualidad, el espigón protegería a los navíos de mayor calado de la fuerza de los vientos y las corrientes, especialmente de los temporales de levante.
De todo este periodo histórico se ha descubierto la existencia de más de una docena de pecios que permanecen protegidos por las aguas, además de los restos de un espigón frente a la desembocadura del la Gola de Colomer, donde un derrumbe de grandes sillares tallados indica la existencia de una torre o faro en la terminación de dicho espigón. Como los existentes en la actualidad, el espigón protegería a los navíos de mayor calado de la fuerza de los vientos y las corrientes, especialmente de los temporales de levante.
En tierra al parecer el
emplazamiento elegido por los antiguos arsetanos se encontraba en una
leve pero suficiente sobreelevación que se conoce como el Altet de Colomer,
y un canal natural ensanchado a conciencia permitiría el paso a las
embarcaciones de mediano calado hacia una laguna interior, donde al
resguardo de los vientos tendrían lugar las tareas de estiba y
desestiba. Fue identificado y desenterrado en el subsuelo del lugar la
base de un torreón defensivo y un espectacular enlosado anterior a la
romanización.
El pueblo íbero que siempre ha sido
reconocido por su naturaleza aguerrida fue también un pueblo mercantil
que se enriqueció en el contacto y el comercio sin reconocer en las
transacciones económicas dominación alguna. Las inscripciones en plomo
encontradas en el lugar atestiguan que fue la lengua de los íberos la
que presidía las relaciones de comercio con las potencias exteriores.
Ante tamaña joya arqueológica, el conjunto mereció el
reconocimiento como espacio BIC en el año 2006
previamente a la expansión de los límites del espacio portuario actual. Una actividad esta que en el Grau Vell regresó durante la Edad Media permaneciendo con actividad hasta finales del siglo XVIII. De hecho el Grau Vell también conserva un conjunto
defensivo, unos
almacenes, un patio cerrado y una batería construida en 1711. Tampoco hay que olvidar las baterías de artillería y los refugios que
datan de la Guerra Civil, también en una situación total de
abandono.
De hecho, fue en el pasado mes de enero cuando la arqueóloga Carmen Aranegui abrió el ciclo de conferencias dedicado a la Ciutat Ibérica, la profesora con ironía y un punto de desazón mostró un titular aparecido en el diario Levante en el que se anunciaba en los presupuestos municipales para el 2018 una inversión de 317.600 para “revivir la época pirata en el Grau Vell”. Pero aunque la restauración del Grau Vell merece esa y otras cantidades, llama la atención que no exista cantidad alguna asignada en los presupuestos para restituir el valor de un yacimiento que atestigua la antigua relación de la ciudad con el comercio marítimo.
Los vecinos se sienten abandonados y reclaman un proyecto que ponga
en valor todo este conjunto histórico y patrimonial de la ciudad de
Sagunto, pues hasta ahora son ellos quienes se encargan de adecentar y restaurar el entorno y monumentos como la iglesia o la antigua escuela, y ya están hartos de que los turistas les pregunten sobre el
estado de la torre, el yacimiento arqueológico y las baterías y los
refugios de la Guerra Civil.
Fuentes:
J.M. Rambla - Levante EMV /
M. Martínez - El Periódico de Aquí /
Jose Ángel Baños Bertolín - Grupo Facebook Guerra Civl en el Camp de Morvedre
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