En esta disciplina los materiales son muy sencillos: papel de soporte, pincel - que tradicionalmente ha sido de pelo de cabra o lobo u otras variantes - y tinta, que se presenta en barra sólida que se disuelve en un tintero o “piedra de tinta” sobre la que se frota la barra de tinta con agua para transformarla en líquida.
El autor confiesa que cuando descubrió el “mundo chino” y la esfera cultural oriental se abrió ante él un universo nuevo de conocimientos y posibilidades de expresión artística, que con este tipo de caligrafía llega a reflejar el estado de ánimo del calígrafo. Así, el trazo puede mediatizar el contenido semántico del texto por la dureza o la sensibilidad con los que están trazados los grafismos, denontando el humor, fuerza, flexibilidad o rigidez en la muñeca y el brazo del autor.
Los caracteres chinos tienen un origen figurativo de lo que representan. Así lo aprendió Emilio de la mano de Daniel Ibáñez, como profesor de chino, y de Liying Tang, como profesora de caligrafía en la Escuela de Chino Ziran (en Altura, Castellón), toda una institución en la materia en la comarca del Alto Palancia, donde dio sus primeros pasos.
Después de años de aprendizaje, ahora por fin nos presenta una pequeña muestra de caracteres caligráficos de distintos estilos. Algunos de ellos interpretados con gran libertad, pero siempre dentro de la estética oriental donde se definen.
Por otro lado, además de los caracteres o palabras, encontraréis una serie de círculos Zen o Chan (Enso en japonés), que simbolizan la iluminación, la fuerza, la elegancia, el universo y el vacío. En la pintura del budismo Zen, el enso plasma el momento en que la mente es libre para simplemente dejar que el cuerpo o espíritu se ponga a crear.
Hay que tener presente, que el budismo llegó a China en los albores del s. V d. C. y se mimetizó con el Taoísmo preexistente en aquel país, surgiendo así la filosofía Chan. Posteriormente en el s. XII pasó a Japón y se denominó filosofía Zen.
Este tipo de círculo, que no carácter caligráfico, inicialmente practicado como vehículo de meditación por los monjes Chan en China, se popularizó en Japón con la filosofía Zen y llegó a occidente dentro de la estética japonesa que conocemos actualmente. Los budistas Zen creen que el carácter del artista está totalmente expuesto en su manera de realizar un enso.
En esta muestra Emilio nos presenta varios de ellos donde se expone sin censura, con el deseo de que quienes se acerquen a ver la muestra, disfruten de algo nada novedoso, pero siempre actual como es “un camino de tinta”.
Fuente: Emilio Clemente. 墨寻
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