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jueves, 28 de diciembre de 2023

LA CASA ENCANTADA DE TORÁS ESCONDÍA UN TESORO OCULTO DE MÁS DE 1000 AÑOS DE ANTIGÜEDAD

Sorpresa entre el vecindario al comprobar que esta leyenda que creían fruto de la imaginación ha tomado forma y puede cambiar el futuro del pueblo. Los vientos y fríos días últimos han propiciado el hallazgo.

Un desgraciado accidente, que se ha llevado parte de la fachada de una vivienda de la calle del Horno en Torás, ha generado una gran sorpresa en esta localidad de la cabecera del Palancia, al desvelar un gran tesoro que siempre estaba envuelto en el halo de las leyendas.

La Fuente La Maciana, ubicada en la calle del Chorro de este municipio, es una de las más antiguas del pueblo. Su nombre proviene de la propietaria de la vivienda anexa, de profesión fidegüera, pues durante años se dedicó a ir de pueblo en pueblo fabricando fideos con una máquina que todavía permanece en poder de sus descendientes.

Si legendaria era esta mujer más lo era la casa anexa, conocida en Torás como la Casa Encantada, pero que nada tiene que ver con brujas o duendes la curiosa historia que guardaba. Allí se decía que en un momento impreciso, probablemente durante la época los musulmanes antes de ser expulsados, se escondió un tesoro en su interior, dejando a una moza encantada que lo protegería de aquellos que lo buscasen, a modo de las míticas lamias o ninfas de agua. 
 

La creencia de la misma caló tan profundamente entre los vecinos que algunos de ellos, como un joven llamado Javier y su primo Manolo el Habanero, con la ingenuidad y determinación que da la juventud, aprovecharon que se iban a hacer unas obras en la casa y picaron para buscarlo. Pero sin resultados... Fue tanta su decepción que la casa se vendió y quedó fuera del círculo familiar.

Lo curioso es que nunca se reconstruyó y en su interior creció un hermoso laurel que asomaba sus ramas por el techo y las ventanas de la fachada, impidiendo el acceso al interior del solar. Así fue hasta ayer, cuando debido a las fuertes rachas de viento alcanzadas estos días, que rozaron los 100km/h y las heladas matutitas, que han debido afectar al árbol, se ha producido la caída del mismo afectando a la fachada del inmueble, y quedase al descubierto un agujero provocado al salir sus raíces, por donde hay acceso a una cavidad donde se ha hallado el famoso tesoro. ¡Y vaya tesoro!

De momento, los dos operarios municipales, acompañados por los dos ahora veteranos buscadores que se desplazaron al lugar al conocer la noticia supervisados por técnicos de la Diputación y agentes de la Guardia Civil, ya han sacado 425 monedas de oro puro del periodo del Califato Omeya, que existió hasta el año 1031 cuando se rompió en mil pedazos dando paso a los denominados reinos de Taifas.

Las primeras hipótesis que han aportado los arqueólogos de la Diputación de Castellón desplazados hasta Torás, es que alguien cercano al califato cordobés huyese con tamaña fortuna hacia las tierras del Norte. Y bien se quiso retirar en estas tierras, que tal vez pertenecieran a la Taifa de Alpuente, o por algún motivo tuvo que dejar tamaña fortuna oculta antes de seguir su camino hacia la Taifa de Albarracín o de Zaragoza, la cosa es que enterró su fortuna en una vasija de barro, la cual cerró con un clavo para que no se moviese, con la intención de evitar que se la pudieran llevar antes de regresar a por ella.

La antigüedad de las monedas, de finales del siglo IX a. C., suponen uno de los tesoros más ricos encontrados en la provincia de Castellón. Se desconoce el momento en que quedó oculta, pero su propietario debía tener presente que el oro siempre ha sido valioso, pues en cualquier momento puede ser fundido y volverse a utilizar, de generación en generación. Y es que como las monedas están hechas de oro puro, no se oxidan con el aire ni se daña por los procesos químicos del suelo, por lo que se han hallado en una condición excelente, "como si se hubieran enterrado ayer", ha matizado el arqueólogo que dirige las excavaciones.

Las pruebas realizadas a las monedas desvelan que son de oro de 24 quilates y el peso total del tesoro es de 845 gramos, una cantidad significativa de dinero en aquellos días. El tesoro está formado por dinares de oro, pero también unas 270 pequeñas piezas de dinares cortadas para servir como monedas de cambio, algo habitual en el sistema monetario de época islámica, cuando desaparecieron repentinamente las monedas de bronce y de cobre. Con esa suma su propietario hubiera podido comprar una lujosa casa o un castillo en cualquier lugar de la península.

Tal vez alguien supiese del escondrijo, y de ahí surgiese la leyenda que hasta ahora se contaba alrededor de las chimeneas de los hogares del pueblo. Pero ahora que aquel tesoro escondido ha sido encontrado, desde luego va a marcar el inició de una serie de investigaciones sobre la época, y de disputas por la propiedad y uso de la misma.

 
El alcalde del municipio, Carlos del Río, ya ha manifestado su interés en que, pese a que puedan cederse varias piezas a los museos más próximos, como el de Jérica, Segorbe, o incluso al de Bellas Artes de Castellón, algunas de las piezas permanezcan en la localidad, que sin duda atraerán a miles de curiosos para conocerlas, y a ver si tienen suerte de encontrar alguna más.

También ha mostrado su preocupación por la propiedad del tesoro. Aunque el solar era privado, hacía años que había puesta una orden de expropiación del consistorio ante el lamentable estado del inmueble. Pero no le cabe la menor duda que ahora también se abrirá una disputa por los derechos del mismo.

Por otro lado, también va a buscar la forma de transformar parte de ese tesoro en beneficio por el pueblo, para que con el beneficio que se pueda obtener del mismo, se revierta la triste situación en que quedó la localidad tras el incendio del verano de 2022, en que se calcinó el 99% del término municipal. De esa forma, se invertiría en los proyectos en que ahora trabaja para transformar la localidad en un destino de turismo cultural, con la creación de varios museos (el ferroviario, el etnológico, etc...) y rutas urbanas guiadas por la reencarnación de su ilustre vecino Antonio Ponz.

Eso sí, sin duda, serán muchos los que ahora, desde el inmediato Parque Farmolo, observarán desde sus gradas no los cerros surcados de bancales que se abren al horizonte, sino hacia la casa que queda a sus espaldas, esperando que esas hojas del laurel que hasta ahora veían sin más, cumplan con lo que la tradición popular cuenta de ellas, que ponerlas en la billetera ayuda a atraer la prosperidad y la buena suerte, además de abundancia y dinero. 

































3 comentarios:

  1. Tendría que ser verdad😂😂😂👏🏻👏🏻👏🏻

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  2. Me habría alegrado por ell@s. Sobre todo por lo de poder invertir una parte en recuperarse del incendio que lo devastó

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