La carrasca de 400 años ha logrado ser salvada de la tala de ADIF gracias al movimiento vecinal que denunció su posible tala.
En estas fechas tan emotivas, siempre son de agradecer las noticias alegres y de final feliz. Y aunque el rojo es un color muy asociado a la navidad, un punto de esa tonalidad podía haber marcado la diferencia hacia el lado contrario si nadie hubiera reaccionado a tiempo.
Por suerte, siempre hay gente anónima que es capaz de lo indecible por la preservación del patrimonio de su pueblo y de crear sinergias por acometer un objetivo común: salvar un árbol y lograr revertir lo irreversible.
El este caso era salvar una encina (o carrasca) de las intenciones de una gran corporación lo que ha tenido en vilo a todo un pueblo las últimas semanas. Desde que Susana Gómez Granell y Javier Terrer, vecinos de Caudiel, descubrieron que en el tronco de un singular ejemplar de quercus rotundifolia había una marca idéntica a la de otros árboles que iban a ser talados dentro de los planes de limpieza del entorno de las vías del tren a su paso por el municipio por parte de ADIF, para evitar que se reproduzcan los preocupantes incendios, el último de extrema gravedad, provocados por las chispas generadas por el frenado de trenes de mercancías por la zona.
La particular carrasca vive en la localidad desde hace unos 400 años asentada sobre una acequia, en un bancal entre la vía verde Ojos Negros y el límite del territorio perteneciente a la infraestructura ferroviaria. La gente de la zona que la conoce van a verla a menudo, pues es uno de esos monumentos naturales con los que se crean vínculos emocionales y forman parte de la identidad local.
Por ese motivo, cuando este matrimonio observó que estaba señalada decidieron actuar, ya que si se había salvado del fuego, no iban a consentir que ahora la talaran. Y así es como dio comienzo una movilización ciudadana que llegó a presentar quejas ante Adif y ante la Generalitat.
La respuesta del Ayuntamiento de Caudiel y de la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura i Transició Ecològica fue rápida. Balizaron la carrasca y empezaron a hacerse gestiones para protegerla, a la espera que Adif diese una respuesta. Y ésta llegó hace unos días, reconociendo que su marcaje es un error, y afirmando que no se va a proceder a su tala, pero sí van a podar únicamente las ramas que puedan molestar al gálibo de la infraestructura.
Según la administradora ferroviaria, el marcaje se debía a que el ejemplar estaba en fase de estudio, siendo valorado conforme a los criterios definidos en el acuerdo-marco para el control de vegetación en plataforma y márgenes de vías de ferrocarril, que marcan cuáles son las acciones a emprender, las cuales, por cierto, no están definidas en las directrices de la IRS 70723 de la UIC (International Railway Solutions (IRS) about technical aspects of vegetation control and tree risk management), que regula la solución internacional de aspectos técnicos y buenas prácticas para el tratamiento de la vegetación en las vías ferroviarias, y proporciona recomendaciones sobre los aspectos técnicos del control de la vegetación y la gestión del riesgo de los árboles en términos de aplicaciones ferroviarias.
Y pese a ese vacío legislativo que es un flagrante error, se hubiera cometido otra catástrofe más de las que ya han ocasionado, de no haber protestado.
Logrado el objetivo de salvar este patrimonio natural, el consistorio ya ha iniciado gestiones para proteger el árbol, y ha procedido a limpiar el camino de acceso al mismo. Además, desde el taller de empleo de la localidad, se ha diseñado un cartel y una ruta turística para que vecinos y visitantes puedan visitarla para entender por qué lo que pudiera parecer solo un simple árbol, es de todo menos simple.
Fuente: Susana Gómez / Mónica Mira - Mediterráneo Castellón / propio
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