Un auténtico lujo para los amantes de las aves, por más que las intensas lluvias y el confinamiento obligado por el coronavirus hayan favorecido la proliferación de maleza en los accesos a algunos miradores y las visitas estén limitadas. Así se presenta ahora el Marjal dels Moros de Sagunto, un humedal protegido que ha renacido esta primavera con todo su esplendor y donde, gracias también a las inversiones de la Generalitat, ya queda lejos la imagen del devastador incendio del 4 enero de 2018.
Frente a aquellas 320 hectáreas devoradas por las llamas, este humedal presenta ahora un panorama muy diferente: Lagunas llenas de agua y de vida que han vuelto a atraer a infinidad de anátidas, algunas amenazadas, lo que augura un periodo de nidificación propicio a buenas noticias y no pocas sorpresas.
Un ejemplo de esto último es el pato colorado, del que se han observado más de 59 machos. A eso se suma el avistamiento de dos parejas de pato cuchara y más de seis parejas de malvasía, lo que supondría la cifra más alta censada en este humedal de este último animal, catalogado en peligro de extinción en la Comunitat Valenciana, según admiten desde el servicio de Fauna Silvestre del departamento autonómico. Aunque muchos amantes de la naturaleza se emocionaban estos días al ver incluso ejemplares de la castigada cerceta pardilla (Marmaronetta angustirrostris), desde la Conselleria confirmaban que esta primavera habían reintroducido 15 ejemplares de esta última especie después de que nacieran en cautividad en el Centro de Recuperación de Fauna «La Granja» de El Saler, dependiente de ese organismo, que lleva adelante un ambicioso programa para recuperarla en diversos humedales.
Aunque en plena nidificación la Conselleria aún no dispone de los censos que hace la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), miembros de Acció Ecologista Agró y algunos apasionados del «birding» aseguran que ya han avistado ejemplares del aguilucho lagunero, (Circus aeruginosus), catalogado como en peligro de extinción en la Comunitat Valenciana, además de avocetas, carriceras, canasteras, flamencos, gaviotas de todo tipo, charranes patinegros y un largo etcétera.
La abundancia de fauna y la tranquilidad que vive la zona es tal que incluso deja imágenes nunca vistas en los últimos años, con animales que llenan caminos de acceso hasta cerca del poblado del Grau Vell. Los aficionados ya desean que se alcen las restricciones de la Fase 2 para acercarse a tratar de realizar censos de aves. Pero hasta que llegue ese momento, el humedal sigue brillando.
Durante este último invierno, sólo de aves acuáticas, la Conselleria contabilizó 8.119 de 36 especies distintas. Esto supone más variedad que en la primavera de 2019 , cuando se censaron 662 parejas de aves de este tipo, de 25 especies. Toda una muestra de esa mayor riqueza de un marjal lindante al polígono industrial Parc Sagunt, pero que parece otro mundo.
Fuente: Mónica Arribas - Levante EMV
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