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sábado, 13 de junio de 2020

LAS OBRAS DE RESTAURACIÓN DE LA ERMITA DE S. FRANCISCO JAVIER DE SONEJA APORTAN NUEVOS Y NOTABLES HALLAZGOS

Los expertos proponen una primera cronología de alrededor de los siglos VI-VII, datación que coincidiría con la conversión al catolicismo de la población visigoda, llevada a cabo hacia el año 589. Incluye el baptisterio más inmersión más antiguo de la diócesis de Segorbe-Castellón.

Los trabajos arqueológicos llevados a cabo durante estas últimas semanas en la ermita de San Francisco Javier de Soneja han sacado a la luz importantes hallazgos para la historia de la iglesia diocesana de Segorbe-Castellón ya que se ha descubierto el baptisterio por inmersión más antiguo de la diócesis.


Así lo manifestaba el vicario general de la propia diócesis, Javier Aparici, en la visita que realizó a las obras el pasado miércoles junto al arquitecto diocesano Ángel Albert y David Montolío, director del Museo Catedralicio.

El descubrimiento permite sacar a la luz la comunidad cristiana más antigua conocida de la diócesis de Segorbe-Castellón, perteneciente a los siglos iniciales del cristianismo en nuestras tierras valencianas.

El equipo de restauración desveló hace algunos días diferentes fases constructivas del edificio barroco y neoclásico e importantes restos históricos tardoantiguos de gran importancia para la historia religiosa de la diócesis. De esta forma, se puede observar que dentro de la gran estructura religiosa, hay restos datados de más de mil años antes del inicio de la construcción de la ermita, y con orientación norte-sur se ha ubicado la presencia de un gran templo, con una nave principal de más de veinte metros de longitud, con numerosos enterramientos vinculados y una gran capilla bautismal adyacente, con una fuente por inmersión excavada en el suelo.

La estructura bautismal, ubicada en el centro de una construcción propia, dispone de tres escalones de ingreso y otros tres de salida y responde a otras similares localizadas arqueológicamente en ámbito hispánico, en este caso de planimetría circular y probablemente –según el arqueólogo que lleva a cabo estos trabajos, Rafael Martínez- tendría estuco decorativo en sus paredes a raíz de los fragmentos documentados.

El recinto se complementa con muros de mampostería y argamasa de cal y la presencia de fosas simples y múltiples, con cubierta de losas de piedra y enterramientos humanos en su interior, un pavimento central realizado en opus signinum (material de construcción utilizado en la antigua Roma) a modo de vía sacra.


Todo ello ha permitido a los expertos proponer una primera cronología de alrededor de los siglos VI-VII, datación que coincidiría con la conversión al catolicismo de la población visigoda, llevada a cabo hacia el año 589.

Los investigadores han encontrado también restos de mármoles y molduras trabajadas y estucos decorados que hablan de la gran riqueza interior que debió tener el edificio en su tiempo de máximo esplendor.


LA RESTAURACIÓN, PARALIZADA

La magnitud de los hallazgos ha motivado la paralización de las obras de restauración de la ermita, que se estaban realizando dentro de la línea de actuación de la Diputación de Castellón de recuperación del patrimonio histórico provincial, y que ya mantienen cerrado al culto durante dos años a este pequeño ermitorio del siglo XVII.

Eso sí, de momento las obras realizadas, ya han servido para rescatar el esplendor original de la fachada y eliminar las grietas que amenazaban la estabilidad del edificio, que motivó la intervención en el edificio, con una presupuesto global presupuestado en más de 100.000 euros, cantidad que es aportada por la institución provincial -con 59.900 euros- y el Obispado de Segorbe-Castellón.

La intervención también incluye la reforma de la bóveda, la sustitución de la pavimentación interior del edificio, así como de mejorar la de red de saneamiento y la reconstrucción de la cubierta, pero estas están momentáneamente paradas por los últimos hallazgos en el interior y exterior de la ermita que han constatado la existencia de los cimientos de una antigua iglesia visigoda catalogada ya como la construcción religiosa más antigua de los dominios del Obispado de Segorbe-Castellón.

Debido a estas circunstancias, desde la Diputación de Cultura han comunicado que se tendrá que modificar el convenio de colaboración, pendiente de firmar, para adaptarlo a las nuevas circunstancias, puesto que este descubrimiento lo cambia todo.

Ahora se tendrá que estuciar cómo se podrán integrar los elementos sacados a la luz en esta construcción para ponerlos en valor y que se queden a la vista de todo el mundo de tal forma que puedan convivir el culto a Dios con el interés artístico e histórico del hallazgo.


También el Ayuntamiento ha comunicado su intención de iniciar conversaciones con la institución religiosa para construir un acuerdo de compartición de uso del espacio que mantenga la actividad ordinaria pero que también permita convertir este ermitorio en un nuevo contenedor cultural que dinamice el pueblo y la comarca.

Tradicionalmente se ha datado este edificio como construido en el siglo XVI, aunque la primera noticia que hace referencia a ella es de 1714, con lo que más bien habría que fijar la fecha de su construcción a finales del siglo XVII, y con clara influencia de los jesuitas segorbinos. Durante su existencia, ha pasado por períodos de olvido y abandono: durante casi todo el siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX sirvió para albergar las escuelas municipales. En la actuadlidad está bien conservada y mantenida, tiene culto habitual, y es parada obligada durante las celebraciones de Semana Santa en la población.
Fuente; EFE / La Vanguardia / Dip. Castellón / Diócesis Segorbe Castellón

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