Se aprovechó para volver a medir y catalogar la capacidad y elementos constructivos de la Cisterna de San Jerónimo, y recorrer el trazado del túnel de la cripta de la Iglesia de San Martín con el mismo fin.
El pasado sábado 1 de febrero, componentes
del Centro Excursionista del Alto Palancia y miembros de la Asociación Cultural
Cartuja de Valldecrist se acercaron hasta el recinto monacal para comprobar el estado de una de las
construcciones más antiguas del cenobio cartujano ubicado en Altura y entre las
más desconocidas para el público en general.
Se
trata de la gran cisterna existente bajo el claustro de San Jerónimo construida
a principios del siglo XV para recoger las aguas pluviales de las techumbres de
las edificaciones construidas alrededor del claustro y a almacenar el agua que,
por privilegio del infante Martín de Aragón, llegaba desde el manantial de La Esperanza
(Segorbe) para satisfacer las necesidades del monasterio.
Provistos
del material adecuado para el descenso, representantes de ambos colectivos
bajaron hasta el suelo de la cisterna que tras la exclaustración del conjunto
monástico se fue llenando de escombros hasta que en una de las actuaciones de
rehabilitación se limpió, aunque con el paso de los años necesitaba de una
revisión y una nueva limpieza que componentes de la asociación han realizado
con el soporte del Centro Excursionista.
De
paso, se tomaron medidas de la misma, se documerntaron las diversas
entradas y salidas de agua, y se tomaron muestras de los diferentes
materiales para estudiar el modelo de construcción y revestimiento de la
misma.
Pero la jornada de exploraciones no
terminó en la cisterna, y varios miembros del GESAP se introdueron por
los túneles que parten desde la cripta de la Iglesia de San Martín, y
recorrieron las varias decenas de metros que se prolongan bajo el
subsuelo de las ruinas del convento.
Siempre
han existido varias leyendas e historias sobre su origen y función,
incluso se comenta que llegó a servir de refugio a algún maquis de la AGLA (Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón), pues alguien afirmaba que dentro observó grafitis y varios útiles que databa de aquella época.
Poco de ello vieron por sus angostos túneles los exploradores que, debidamente pertrechados y asegurados, se adentraron por el mismo recorriendo, primero, un tunel de paredes de ladrillo y bóbeda de cañón, al que unos metros adentro se le une por la parte superior otro más estrecho creando una especie de conexión de cañerías. Desde allí, el túnel principal continua girando hacia la derecha, pero ahora con una altura mucho menor, y piedras como elemetos construcctivo, rematadas por un techo triangular.
Desde ahí, cada vez el paso es más y más estrecho, divisándose sin embargo una luz al final del túnel, para sorpresa de todos. Tras recorrer varios recintos entre las ruinas del convento, se encontró finalmente un pequeño agujero, desde el que se apreciaba claramente una acequia subterránea, por la que se pudo contactar con luces y voces con los dos espeleólogos que permanecían bajo tierra..
Eso sí, por desgracia, se ha observado que dicho túnel ya no llega a la Rambla como se sospechaba, pues los derrumbamientos se han cebado con él. Ahora, con todos los datos obtenidos por los exploradores, se realizarán varios planos y dibujos para conocer exáctamente las medidas y recorrido exacto de dicho túnel.
Terminadas estas tareas, una piscolabis y una visita guiada por la cartuja completaron esta curiosa mañana donde la diversión y exploración, fueron de la mano de la limpieza y conservación de uno de los bienes inmuebles más importantes de la comarca.
Fuente: EPDA Palancia / Mijares - Propio
Fotos: CEAP / Asociación Cultural Cartuja Valldecrist
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