La muestra se podrá visitar en la Casa Garcerán hasta el próximo 19 de abril, y recoge la serie realizada por Picasso para el decorado y vestuario del ballet Le tricorne
La Casa Garcerán de Segorbe acoge desde el pasado jueves 20 de febrero una exposición sobre una de las facetas más desconocidas de la obra del polifacético Pablo Picasso, la realizada para el ballet Le tricorne (El Sombrero de tres picos, de Pedro Antonio de Alarcón), estrenado en Londres en 1919.
La Casa Garcerán de Segorbe acoge desde el pasado jueves 20 de febrero una exposición sobre una de las facetas más desconocidas de la obra del polifacético Pablo Picasso, la realizada para el ballet Le tricorne (El Sombrero de tres picos, de Pedro Antonio de Alarcón), estrenado en Londres en 1919.
La muestra, que bien vale la pena su visita, es de entrada gratuita y puede visitarse los viernes, sábados y vísperas de festivo de 17 a 20 horas, y domingos y festivos de 12 a 13:30 hasta el día 19 de abril.
Los trabajos expuestos son complementados con un audiovisual de 14 minutos y pertenecen a los fondos de la Fundación Bancaja y han sido expuestos ya en los mejores centros expositivos de España. También se han organizado talleres infantiles en horario escolar para
que puedan participar de este tipo de arte los más jóvenes, futuros
consumidores de este tipo de actividades.
En la inauguración estuvieron presentes la alcaldesa de Segorbe y el
presidente de la comisión delegada de la Fundación Bancaja Segorbe, Vicente Hervás, así como representantes de entidades de la ciudad.
La exposición reúne 32 reproducciones de bocetos en color de figurines, vestuario y decorados contenidos en el libro Trente-deux reproductions des maquettes en coleurs d’après les originaux des costumes & décor par Picasso pour le ballet «Le tricorne», editado en París en 1920 por Éditions Paul Rosenberg y perteneciente a los fondos artísticos de la Fundación Bancaja, una de las pocas entidades en poseer completa esta seríe de dibujos, de la que se realizó una edición muy limitada.
La muestra, comisariada por Juan Carrete, pone de relieve una faceta menos conocida de Picasso, su gran dedicación por las artes escénicas, y muestra la visión y creaciones del artista malagueño sobre la escenografía y el vestuario en el mundo teatral, al que llegó de la mano de Diaghilev, un gran empresario de los Ballets Rusos interesado en reunir a los mejores artistas para hacer del ballet un ‘arte total’. Las estampas de Picasso para Le tricorne, el segundo de los cuatro producidos por Serge Diaghilev para los Ballets Rusos, representan en su mayoría la riqueza y singularidad del folklore español.
Además, en cierto modo, son un homenaje de Picasso a su admirado Francisco de Goya, pues sus trazas imitan los trazos del pintor aragonés, aunque con la curiosa reinterpretación del artistas malagueño
Además, en cierto modo, son un homenaje de Picasso a su admirado Francisco de Goya, pues sus trazas imitan los trazos del pintor aragonés, aunque con la curiosa reinterpretación del artistas malagueño
Le tricorne se estrenó en Londres el 22 julio de 1919, en el Alhambra Theatre, con música de Manuel de Falla, coreografía de Léonide Massine y libreto de María y Gregorio Martínez Sierra. Actuaron como bailarines Léonide Massine (el molinero), Tamara Karsavina (la molinera), Léon Woïzikowsky (el corregidor) y Stanislas Idzikovsky (el dandy). El argumento estaba inspirado en la obra satírica de Pedro Antonio de Alarcón "El sombrero de tres picos", que ponía en escena las intrigas amorosas de un molinero, su mujer y un corregidor.
Picasso llegó a Londres a principios de mayo de 1919 para supervisar los telones de escena y del decorado. El telón de escena describía una corrida de toros, con fuerte influencia goyesca: una maja y unos picadores contemplan desde un palco de la plaza cómo unas mulillas arrastran al toro al final de la corrida. Picasso sugirió a Falla que compusiera una obertura para el momento en que apareciera el telón de escena. También le aconsejó que introdujera las voces humanas en la obertura, los olés, que recordaban el cante jondo.
El decorado representaba un puente, la casa del molinero y, en la lejanía, un pueblo sobre un fondo de cielo azul. Una conjunción de formas geométricas presididas por la búsqueda de la perspectiva y dominadas por la utilización de una gama suave de tonos terrosos evocadores del campo español, conseguido a base de grandes planos geométricos. Pálido, casi neutro, el decorado hacía resaltar los resplandecientes colores del vestuario. Picasso impuso su concepto cubista sobre la aprehensión del espacio y de la perspectiva.
El decorado representaba un puente, la casa del molinero y, en la lejanía, un pueblo sobre un fondo de cielo azul. Una conjunción de formas geométricas presididas por la búsqueda de la perspectiva y dominadas por la utilización de una gama suave de tonos terrosos evocadores del campo español, conseguido a base de grandes planos geométricos. Pálido, casi neutro, el decorado hacía resaltar los resplandecientes colores del vestuario. Picasso impuso su concepto cubista sobre la aprehensión del espacio y de la perspectiva.
El vestuario, también de inspiración goyesca, rendía homenaje a las distintas regiones españolas. La convencionalidad de los trajes de los personajes principales se yuxtaponía a los del cuerpo de baile, concebidos como potentes estructuras tridimensionales en movimiento que provocaban un gran choque visual, identificándose con los pasos geométricos y complejos inventados por Massine.
Fuente: Chelo Torrejón - InfoPalancia.com / Rafa Martín - EPDA Palancia/Mijares
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