David Montolio, director del Museo de la Catedral de Segorbe, aboga porque dichas tablas proceden de un retablo de la catedral, y no de Valldecrist.
Poco ha durado la alegría a los entusiastas de Valldecrist la noticia del hallazgo de dos tablas, localizadas en la Welcome Colection de Londres, que el experto y antiguo conservador del Museo de Bellas Artes de Valencia, José Gómez Frechina, atribuye a un desaparecido retablo de la Cartuja de Altura, pues ahora nuevos datos afirman que podrían haber pertenecido en realidad a la Catedral de Segorbe.
Así lo afirmó el sábbado el doctor en Arte y responsable de patrimonio de la Diócesis de Segorbe Castellón, David Montolío Torán en el transcurso de una conferencia que tuvo lugar en la Sala de los Alcaldes del Ayuntamiento de Segorbe que trató sobre 'La protección del patrimonio sacro en la diócesis de Segorbe. Desde los inicios al Museo Diocesano y la Exposición Internacional de Barcelona de 1929'.
Frechina señala que las citadas tablas, representando a los hermanos médicos San Cosme y San Damián, serían obra del pintor Francisco de Osona y pertenecieron al guardapolvo del Retablo de San Bernardo, San Bruno y San Benito que se ubicaba en la Capilla de San Bruno de la Iglesia Mayor de la Cartuja de Valldecrist en Altura.
Montolío
por su parte afirma que en los últimos tiempos se están atribuyendo a la cartuja obras de
arte sin una constatación real de su pertenencia, y al contrario pasa con obras
que muy bien hubieran pertenecido a ella, pero nadie las relaciona. El
investigador puso como ejemplo el retablo de San Martín de Joan Reixach que durante
muchos años estuvo en el convento de agustinas descalzadas de San Martín en
Segorbe, y hoy en la Catedral. Algunos autores sostienen que perteneció a la
cartuja de Valldecrist, en la que efectivamente había un retablo, hoy
desaparecido, dedicado también a San Martín pero que nada tiene que ver con el
de la catedral, pintado en el siglo XV para un beaterio que antecedió al
convento de monjas.
El responsable de patrimonio evidenció esta confusión por la presencia de un personaje que aparece en el mismo retablo y es el del donante de la obra. Se trata, según Montolío, de un canónigo, dignidad propia de una catedral y lo lógico en caso de que hubiera sido para la cartuja, es que fuera un monje.
Frechina
señala que otros dos fragmentos del guardapolvo del retablo de San Bernardo,
San Bruno y San Benito, representando a San Vicente Mártir y San Gregorio se
custodian en el Museo de la Catedral de Segorbe y con ellos estarían vinculadas
otras dos tablas de los Santos Abdón y Senén, de colección particular.
Ante esta situación, Montolió
explicó que durante la Guerra de la Independencia algunas obras de arte
salieron de la cartuja y se llevaron a la catedral pero con posterioridad los cartujos reclamaron a la Catedral sus pertenencias y entre
ellas en ningún momento aparecen piezas de las que ahora se relacionan con el
retablo de San Bernardo, San Bruno y San Benito.
Se abre así un periodo en el que estas dos tablas tendrán una amplia repercusión mediática para esclarecer a quien realmente perteneció este retablo, pues también en el cenobio hubieron muchísimas donaciones de religiosos y laicos que quisieron engrandecer sus casas con donaciones a la misma, a cambio de rezos por sus almas.
Esperamos pronto que se solucione este enigma, y que tanto la catedral o los apasionados de la cartuja podamos celebrar un nuevo hallazgo sobre el mucho patrimonio disperso que se conserva de este monasterio.
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