Bastones de apoyo, de senderismo, infantiles, muletillas o souvenirs como rascadores de espalda son la base de su trabajo como artesano, muy diferente a lo que en sus inicios se realizaba, principalmente instrumentos para el trabajo en el campo, aunque con la mecanización de la agricultura ya se diversificó la producción y se dedicó más a los bastones y a los artículos de souvenir.
.Aunque se ha incorporado nueva maquinaria, el trabajo contiúna siendo manual desde el principio hasta el final. La primera tarea es ir al campo a cortar las ramas para obtener la madera, un trabajo que se tiene que hacer en cuarto menguante, en época de otoño e invierno. Normalmente, se utiliza madera de almez (o latonero, como se le conoce en la comarca), que es más blanda que otras y es más moldeable. El proceso de fabricación hasta su venta, puede durar hasta seis meses.Es normalmente en primavera, cuando el género que fabrica sale hacia su destino, mayoritariamente en tiendas y establecimientos enfocados al turismo y a la venta de souvenirs. Muchos comercios de los municipios de costa de la provincia de Castellón, de la Costa Brava, de la Costa del Sol e incluso zonas de Francia e Italia tienen los productos de Artesanía Vicente Blay. El hecho de tener cierta dependencia del sector turístico ha supuesto que la comercialización de los productos descendiese mucho durante la crisis sanitaria de la covid-19.
Pero los bastones de Blay, especialmente los de senderista, también tienen mucha salida hacia zonas con rutas muy concurridas, como por ejemplo en el Camino de Santiago. Es fácil encontrar peregrinos que llevan en su mano un bastón hecho en Algimia y que se pueden adquirir en diversos comercios durante la ruta, en albergues o casas rurales y también en el mismo Santiago. Otros lugares donde es fácil encontrar piezas fabricadas en Algimia de Almonacid son en los Picos de Europa o en zonas de la provincia como Vistabella, zona de paso para llegar al Penyagolosa, e incluso en Benidorm, durante la época en los que son constantes los viajes del Imserso.
El artesano reconoce que durante los últimos años ha variado la manera de ver el negocio, ya que el cambio de costumbres sociales ha supuesto la desaparición de trabajos que necesitaban herramientas producidas en el taller, que como las horcas han pasado a ser objeto de decoración. E incluso a nivel de souvenirs; hay algunos como el tradicional bolígrafo gigante de madera que ha dejado de atraer a los potenciales clientes y ha dejado de venderse tanto en las tiendas como en las ferias, siendo el 'rascaespaldas' el artículo de más éxito. Aún así, el negocio mantiene la constancia y el trabajo que permiten vivir en el pueblo a su propietario, y ser uno de los pocos artesanos de fabricar bastones en Castellón.
Fuente: El Periódico Mediterráneo
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