Su estado de abandono y carencia de mantenimiento, pone en peligro este monumento declarado BIC, y su impresionante colección de pintura mural de la Iglesia, de gran valor artístico.
La Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes o de los Monegros, situada en Los Monegros, dentro del término municipal de Sariñena y junto a la localidad de Lanaja, es uno de los espacios recogidos en la Lista Roja Hispania Nostra que, desde 2007, es la única que se encarga de exponer ante la opinión pública el mal estado en el que se encuentran aquellos elementos del Patrimonio Histórico español que se encuentren sometidos por el riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.
En ella, Castilla y León con 162 puntos en riesgo encabeza el ranquin, seguida por Andalucía. La comunidad aragonesa se sitúa en tercera posición con un total de 61 espacios de índole civil, militar, natural, religiosa o arqueológica acuciados por la desidia y el abandono. Por provincias, Zaragoza es la primera en desfilar por la Lista Roja, con 31 monumentos, seguida por Palencia y Huesca, donde se registran 23.
Una de esos elementos en grave peligro es la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes, un antiguo monasterio de la orden cartuja construido en el siglo XVIII
en estilo barroco y, por desgracia, en estado de abandono y sin ningún género de mantenimiento. Numerosas
grietas y daños en el edificio, zonas ya hundidas, pinturas en franco
deterioro, varias de ellas prácticamente perdidas, riesgo de hundimiento del chapitel de la torre, fuertes humedades... Todas estas deficiencias son las que se pretenden denunciar con su inclusión en la Lista Roja Hispania Nostra, y tratar así de impedir que continue el deterioro progresivo de sus elementos arquitectónicos y
artísticos por abandono y, muy especialmente, riesgo de mayor pérdida en
las pinturas murales.
La Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes fue la primera cartuja instalada en Aragón (en 1507), en una
ubicación cercana al conjunto actual, que se construyó a lo largo del
siglo XVIII. La etapa de mayor actividad constructiva se desarrolló entre 1745 y
1777, tras superarse accidentes tan graves como el derribo de la primera
torre por un vendaval, que destrozó las cubiertas de la iglesia, y un
incendio que destruyó cocinas y corralizas. En este último año, en el
que se bendijo solemnemente la iglesia, ya estaba levantado el grueso
del monasterio, es decir, el gran claustro; el claustro menor
y dependencias de su entorno; la iglesia con su Capilla del
Sagrario anexa a la cabecera, el camarín, la tribuna, la torre y la
sacristía, ubicada en el lado del Evangelio; y la cerca que rodea el
monasterio, con la portería-hospedería.
No obstante, el conjunto, tal y
como estaba planeado, nunca llegó a edificarse completamente, por falta
de recursos económicos. La fábrica, erigida mayormente en ladrillo,
sigue fielmente el modelo tipológico establecido por la Orden Cartuja a
partir del siglo XVI, lográndose un plano simétrico, racional, con una
clara diferenciación de todas sus partes, perfectamente comunicadas
entre sí. La iglesia es el eje arquitectónico en torno al cual se
articulan el resto de dependencias. Destaca especialmente la profusión
de pinturas religiosas al fresco que tapizan sus superficies interiores.
Entrado el siglo XIX, la Cartuja de Monegros padeció el azote de la
Guerra de la Independencia. Durante el Trienio Liberal (1820-1823) los
cartujos tuvieron que abandonar el monasterio. Poco después, los
decretos desamortizadores de Juan Álvarez de Mendizábal pusieron término
definitivo a la vida monástica. En las décadas siguientes, la cartuja,
ya en manos privadas, recibió los más variados usos no religiosos,
siendo sucesivamente balneario, acuartelamiento militar durante la
Guerra Civil y finca ganadera.
Los usos indebidos, el abandono y, en
definitiva, la desconsideración de su valor histórico y riqueza
artística ocasionaron graves daños al monumento. Declarada Conjunto
Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural desde el año 2002, la
Cartuja de Monegros acusa un avanzado estado de deterioro que alcanza la
condición semirruinosa en varias de sus dependencias, en la que hasta fechas recientes se dedicaba a guardar el ganado.
En la Iglesia y
el llamado Claustrillo de las Capillas los desperfectos se advierten no
tanto en la arquitectura como en la profusa decoración mural llevada a
cabo entre 1770 y 1780 por el artista cartujo zaragozano fray Manuel
Bayeu (1740-1809), hermano de los pintores Francisco y Manuel Bayeu y
cuñado de Goya. Fray Manuel Bayeu concibió un vasto programa
iconográfico para su monasterio, que plasmó en más 250 composiciones de
pintura al fresco, aplicada en brillantes colores, que cubrían todos los
paramentos, bóvedas y cúpulas de la iglesia, las capillas, el claustro
menor, la sacristía y la sala capitular.
“La Dirección General de Patrimonio Cultural resolvió en mayo de 2010 una Orden de Ejecución a los propietarios, para que ejecutaran las obras correspondientes a la delimitación y señalización de la zona en riesgo del monasterio, sin que hasta la fecha se tenga constancia de que hayan procedido a su ejecución”, describe la Asociación de Amigos de La Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes en la web de Hispania Nostra.
Además, recientemente también se ha denunciado desde varias asociaciones el rechazo del Gobierno aragonés para hacerse con la propiedad, por cesión, de la Cartuja de
Monegros debido al elevado coste que supondría la
rehabilitación de este edificio del patrimonio histórico de la Comunidad.
Desde aquí les deseamos la mayor de las suertes a los miembros de la Asociación de Amigos de la Cartuja de Ntra. Sra. de Las Fuentes, y les animamos a que continuen velando por el valor cultural de una de las cartujas hermanas de nuestra Cartuja de Valldecrist.
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