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domingo, 16 de marzo de 2014

LAS FALLAS LLEGAN AL CAMP DE MORVEDRE

Desde 1927, la comarca morvedrina se suma a la fiesta valenciana más internacional: Las Fallas.

La comarca del Camp de Morvedre comienza a respirar aries de fiesta al son de los petardos, de los fuegos artificiales, las tracas y ese olor a pólvora que son parte fundamental de las fallas, que arrancan hoy de manera oficial con la valoración de las fallas plantadas por las cerca de 25 comisiones de Sagunto y comarca.
Ubicación de monumentos falleros en los dos núcleos saguntinos

Durante estos días, Sagunto aumenta considerablemente sus ya muchos monumentos, pues a los ya numerosos históricos-patrimoniales e industriales, cabe sumar los 58 que entre grandes e infantiles se reparten por el entramado de sus dos núcleos urbanos.

Así pues, este es un buen momento para conocer Sagunto y su comarca, porque durante estos días sus municipios celebran una de sus fiestas más coloridas, divertidas y apasionantes: Las Fallas, que además están declaradas Fiesta de Interés Turístico Autonómico de la Comunidad Valenciana.

Son sobre todo en los dos nucleos urbanos de Sagunto, donde las diferentes comisiones falleras levantarán sus monumentos falleros por toda la ciudad, con grandes dosis de creatividad e ingenio, inundando las calles de color, música y diversión. Días de fiesta en los que se celebran una gran variedad de actos, como La Crida o pregón de fiesta, la Cabalgata de Humor Fallero, La Plantà de las fallas, la Ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados o la Entrega de Premios.

Fiestas que terminarán el día 19 de marzo, cuando durante la noche del día de San José, el fuego y las llamas envuelvan las fallas en una gigantesca hoguera. Es la Nit de la Cremà, cuando el fuego será el encargado de reducir los monumentos a cenizas, poniendo el punto y final a la fiesta más representativa de los valencianos.

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El Origen de las Fallas Saguntinas.

Mucho se ha escrito sobre el verdadero origen de las fallas. Que si es una fiesta precristiana, que si surgió por casualidad a raiz de la limpieza de las carpinterías de Valencia, etc... Para profundizar en el tema, y no extender más esta entrada, les recomiendo leer este artículo realizado por varios palantinos en una página de facebook.

En cambio, sí se tiene conocimiento de cuándo surgen las fallas en el Camp de Morvedre. El nacimiento de las fallas en Sagunto coincide con el intento segregacionista por parte de un grupo de vecinos del Puerto de Sagunto, quienes, en 1927, pretenden constituirse en municipio independiente de su capital municipal. En aquella época, las fallas también se expandían a otras ciudades como por ejemplo Xàtiva (1865), Sueca (1876), Gandia (1885), Alcira (1907), Castellón (1921), Zaragoza (1920) y a otros pueblos de la provincia (1927), y en París y América (1932) .

Los inicios de las fiestas falleras en Sagunto se sitúan en 1926 cuando dos amigos, Antonio Blasco San Juan y Francesc Cervantes López, residentes al Puerto de Sagunto expresan su deseo de conocer de cerca el mundo de las fallas y visitan varios talleres de la capital del Túria. En una de esas visitas se traen un "olla y un Buñuelo" que plantan en la calle y queman el día de Sant Josep. El resultado: un grupo de vecinos de las calles Libertad, Luis Cendoya y otras se agrupan e inician la que será la comisión fallera que plantara la primera falla saguntina. Los componentes de la primera comisión fueron: Bautista López Antonio Blasco, Ángel Gabarda, Francisco Cervantes, Vicente Ramos, Ángel Xirivella y Antoni Pérez, Pedro J. Redàs y Pascual Gómez, entre otros.

La primera falla se "plantó" en el Puerto de Sagunto, en la calle Poeta Llombart, frente al actual número 52, gracias a la tenacidad y trabajo de aquella primera comisión. Se reunían la salida de fábrica y entre todos van construir los "ninots" con los vestidos cosidos por las mujeres. De Francisco Cervantes eran las críticas y los esbozos. La primera falla, dedicada al hierro, aludía en el estado de abandono de las calles del Puerto de Sagunto. Presidía el monumento la figura de un laminador sobre el cuerno de la abundancia, del que salían los hierros laminados que representaban el orgullo de los habitantes del Puerto de Sagunto. Se aludía al matadero que estaba situado en esta calle y que por sus emanaciones pestilentes era intransitable. La plaza del Mercado cuando caían cuatro gotas se convertía en una laguna. En las esquinas de la base habían cuatro grandes cornetas de pregonero municipal, y rodeando la parte alta muchas orejas de dos palmos porque en esta calle no se pregonaba ningún bando municipal. En los lienzos se criticaba el abandono de las calles llenas de basura, cuyo carro se llenaba tanto que hacía un reguero de basura por donde pasaba, así como la competencia de los dos propietarios de autobuses que se disputaban afanosamente los viajeros cuando estaban ambos empresarios en la plaza o parada de autobuses.

En 1930 Carmelo Rueda construye el monumento fallero para la comisión de la calle Teodoro Llorente. En aquella ocasión se dedicará a las mejoras urbanísticas, aguas, alumbrado, etc. de Puerto de Sagunto. Según el esbozo que se conserva al Archivo Municipal, el artista refleja la necesidad de solucionar los problemas del agua potable. Una gran noria montada sobre una moneda de "duro" de plata es accionada por un usuario que espera la llegada del preciado líquido. Junto con la farola un portosaguntino se pasea con un candil.

Sagunto no podía estar ausente de estas manifestaciones y del culto a la belleza, el color y el fuego. En 1931 Vicente Andrés Cerveró proponía a la Sociedad Vitivinícola organizar las fiestas falleras. La propuesta fue aceptada y así, de esta forma, se inician las fiestas falleras a la ciudad. La primera comisión la presidía el mismo señor Andrés Cerveró, formando parte activa los socios: Francisco Casañs, Ramón Palanca, Miguel García, José Báguena, Joaquín Peña, Manuel Martínez, Amadeo y Francisco Ribes, Ramón y José Lluesma.

La sede de la primera "comisión" se estableció al "Bar de Bono", lanzándose desde allí los falleros a la calle para iniciar "lo apunta", disparándose una traca de cien metros y siendo acompañados por la "charanga". Las cuotas se establecieron en tres categorías: cinco, diez y veinticinco céntimos semanales.
Primera falla de Sagunto-Ciudad

Próximas las fallas de 1932 se dio un baile en el desaparecido "Cine Sagunto" el empresario, señor Villalba, ofreció la sala gratuitamente. Por votación popular fue elegida "belleza fallera" la señorita Consuelo Alcamí, con escaso margen de diferencia sobre Josefina Rojas, por la razón de la cual se acordó el nombramiento de ambos en aquella ocasión.

El "monumento fallero" se construyó en unos talleres del Puerto de Sagunto, siendo sus artistas Antonio Blasco y Francisco Fernández. La falla fue transportada en la ciudad antigua sobre dos bateas cedidas por Altos Hornos del Mediterráneo, S.A.

La historia fue el tema elegido para la primera falla de Sagunto-ciudad. La invasión de los cartagineses y la segunda Guerra Púnica. De un gran libro salían llamas que conseguían más de quince metros de altura, rodeadas de un castillo. Las figuras eran saguntinos que se echaban al fuego, otros morían a manos de los cartagineses. Capiteles con alegorías representando a la industria, la agricultura, el comercio, la música y un avión, a gran tamaño, que simbolizaba la llegada del nuevo régimen republicano, completaban los temas de aquella primera falla.

La falla se "plantó" en el Camino Real, frente al Ayuntamiento, frente a los míticos comercios de Caruana, la Palma, Peña, etc. Las alegorías del trabajo fueron indultadas y regaladas entonces alcalde Juan Chabret Bru. El autor del libreto del qué contiene la falla lo redactó un poeta saguntino, Manuel Graullera, mejor conocido como Nelo Caguetes.

Durante los años siguientes se consolidaron las fallas, con la creación incluida de las fallas infantiles. En Sagunto, al 1934 se creó la primera comisión infantil de la ciudad a la calle de Pacheco, que recibía el nombre de Pacheco-Santo Miquel. Sin embargo, con la llegada de la Guerra Civil española, se generó un paréntesis a la fiesta fallera y no se plantaron monumentos hasta el 1944, siendo la primera comisión al hacerlo la de la plaza Mayor de Morvedre.

A partir de este momento, la fiesta fue en aumento en el conjunto del municipio, con la creación de nuevas agrupaciones falleras tanto en Sagunto como en el Puerto, entre ellas, La Carxata, La Palmereta o Marina; y el resurgimiento de las existentes antes de la contienda, como por ejemplo Luís Cendoya. Mientras tanto, en el núcleo histórico las fallas entraron en decadencia, pasaron de plantar doce en 1948 a tan sólo un monumento tres años más tarde, el de la Falla Remei. De hecho, desde 1951 hasta el 1955 no se celebró la fiesta, mientras que en el Puerto era la situación contraria, con una frenética actividad fallera.

De la creación de monumentos en la ciudad han salido además varios artistas falleros de renombre fuera de las fronteras comarcales, como Vicente Luna, que plantó el galardonado monumento de la Falla La Naranja, en la Glorieta de Sagunto, el 1967, con una reproducción muy conseguida del Teatro Romano. Aquella comisión la formaban un numeroso grupo de trabajadores, de los dos núcleos de población, de los almacenes de confección de naranja de la ciudad.

También la fiesta fallera se extendió por la comarca a lo largo de los años cuarenta. Aunque en la actualidad sólo encontramos fallas en Gilet, en el caso de la subcomarca de la Baronía, no fue esta la primera población a celebrar. Al 1945 los vecinos de Alfara de la Baronía plantaron su primer monumento en la plaza de la Iglesia, que construyeron ellos mismos con la colaboración de casi todo el pueblo. Pero al tratarse de una localidad pequeña, los grandes gastos que comportaba y la falta de tiempo para construir la falla desembocaron en la disolución de la comisión. La noche de Navidad de 1962, una gran helada devastó los cultivos, y afectó los ánimos del vecinos, que ya no tuvieron bastante para continuar elaborando los muñecos. Dos años más tarde, se retomó la plantá de la falla, en esta ocasión en la plaza del Casino.

En Gilet, las fallas llegaron mucho más tarde que a Alfara. Un niño del pueblo confeccionó con cajas de cartón de la droguería de su padre un monumento que representaba la torre Eiffel de París y lo plantó en el corral de su casa. Y es que su padre, Alfonso Ros Sancho, había sido aprendiz de artista fallero, por lo cual organizó reuniones en su tienda para gestar la creación de la comisión fallera de Gilet, que plantó la primera falla en la calle al año siguiente. Desde entonces y hasta nuestros días, en la plaza de la Estrella se ha quemado la falla de la población a excepción de los años 1984-86.

La subcomarca de Los Valles tuvo su primera falla en un monumento construido por los más pequeños de Benavites, en 1932. Fue un monumento plantado en la calle –no en el patio– y construido por los mismos alumnos, con la financiación del ayuntamiento de la localidad. Incluso se editó un libreto, escrito por el profesor José María Cuenco. Una falla que no tenía carteles de crítica, tal y cómo se explicaba al libreto, con la intención de recaudar dinero para la falla con la venta del mismo manuscrito, por tan sólo un “xavo”.

Después fue el turno de Quartell, donde Francisco Soriano y otros vecinos del pueblo montaron el primer monumento de Los Valles, colocando una plataforma sobre la cual subieron los muñecos, confeccionados con madera, cartón y ropa vieja. Como la experiencia fue un éxito, en los años sesenta un grupo de jóvenes de Acción Católica también de Quartell construyeron monumentos falleros con el apoyo de la iglesia de Santa Anna. Sin embargo, la primera comisión como tal, con una duración prolongada en el tiempo, fue la Falla San Juan, que se plantó desde 1986 hasta el 2009, en la confluencia de las calles de San Juan y Miguel de Cervantes. Estaba formada por unas quince familias del barrio, aproximadamente, agrupadas en turno a la falla como excusa para hacer cenas y otros acontecimientos de hermandad entre los vecinos. Nunca han participado en concurso, el presupuesto no los llegaba y preferían disfrutar de la fiesta sin demasiados gastos, fabricando ellos mismos la falla también a la antigua usanza.

Unos años después de la creación de la Falla San Juan, nació la Villa de Faura, en 1994. Es, a estas alturas, la única falla en Los Valles y cuenta con el apoyo de casi todo el pueblo. A pesar de esto, la tradición josefina en Los Valles es muy antigua, mucho antes de la aparición de la primera falla contemporánea con muñecos y sátira en la comarca. Desde tiempos muy remotos, las localidades de la Vall de Segó quemaban trastos viejos, matorrales y árboles secos la noche de Sant Josep, en señal de purificación con el fuego, en una especie de ritos y de veneración al patrón de los carpinteros. Era el mismo germen que tuvieron las fallas contemporáneas en Valencia, a pesar de que en el Camp de Morvedre no se desarrollaron en monumentos de cartón hasta muy llegado el siglo XX. Estas fogatas arcaicas ya no se hacen a la actualidad.

La cultura fallera, ya muy arraigada en por la comarca en los sesenta, se trasladó a las escuelas. En la capital comarcal fueran los alumnos del Colegio de la Virgen María de Begoña de los Altos Hornos de Vizcaya, quienes levantaron la primera falleta escolar. Fue en 1969, en el patio del colegio. Utilizaban en su construcción, como lo hacen los escolares en la actualidad, cartones recortados y madera, con papeles coloreados. Con todo, evidenciaban en la crítica los problemas e inquietudes propios de la gente de su edad, de forma pedagógica.

Diez años después de que los niños tuvieron su propia falla en la escuela, también otras estamentos sociales se iniciaron en la fiesta fallera. La parroquia de Sant Josep del Puerto de Sagunto plantó su primer monumento en 1979, recibiendo homenaje a su patrón, Sant Josep, que además es el precursor de las fallas en Valencia al siglo XVIII. El artista fallero de Canet d'en Berenguer, Andrés Alcaraz, se reunía con una serie de amigos al local parroquial, que bajo la supervisión del rector Luis Peiró Zarzo, realizaban la falla parroquial Sant Josep. Entre ellos también se encontraba el dibujante portño Antonio Cosín, que ideaba los esbozos y participaba en la confección de los muñecos. Un trabajo minucioso que copiaba con todo tipo de detalle la manera de trabajar de los talleres profesionales, con modelados nuevos con barro, y los moldes con escayola. La comisión estaba formada por los niños y jóvenes de los barrios de los alrededores, y aunque no participaba en concurso ni en el resto de actos falleros oficiales, tenía su propio calendario festivo con despertaes, disco-móviles y orquestas, con gran aceptación. Se dejó de plantar en 1994.

La Junta Central Fallera de Sagunto

En los años setenta, la cantidad de fallas en la capital comarcal iba en aumento. Tanto es así que cada una de ellas organizaba una gran cantidad de actos que se solapaban sin ningún criterio. Para unificar posturas, se gestó un ente que aglutinara todas las comisiones de la ciudad. En 1972 se publicó el Estatuto inicial del Fallero, confeccionado con la colaboración de las ocho fallas existentes en aquellos momentos y consiguiendo, entre otras cosas, que los falleros y falleras acudieran a los pasacalles vestidos con la ropa típica regional valenciana, tal como apuntaba su precursor en una entrevista, el ex-regidor Luis Cuadau Marco, quién instigó la creación de este organismo fallero desde el Ayuntamiento de Sagunto.

Y de este modo, inspirada también en el primer ente fallero que surgió en Valencia, la Junta Central Fallera, nació en el ejercicio 1971-72 la Junta Local Fallera de Sagunto, ahora conocida como Junta Fallera de Sagunto. Fue presidida inicialmente por Luis Cuadau y, después, otras personalidades destacadas de la cultura fallera local han ocupado la dirección de la Junta, como por ejemplo nuestro fallero Miguel Àngel Alegría Almiñana. Contó en un principio con un censo que rondaba los 600 falleros y los primeros actos oficiales fueron lo entrega de premios y la visita de cortesía de 1972, o la Cridà de las fallas de 1974, además de la designación de las falleras mayores de la comarca. Los años siguientes se realizó la primera presentación de las falleras mayores en el Parque Victoria del Puerto, así como la primera cabalgata del humor fallero. El año siguiente se incorporó en la programación festiva la celebración de la primera Nit d´Albaes, la exposición del Ninot Indultat y la dispará de una mascletà municipal después de la Ofrenda de Flores a la Virgen María, iniciada en los años 50 por iniciativa de una falla porteña.

En un principio, tan sólo las comisiones de Sagunto y El Puerto estuvieron representadas en la Junta Fallera, pero con el tiempo se integraron también algunas fallas de Puçol, de la vecina comarca de l'Horta Nord (y que a estas alturas ya no pertenecen al ente); así como las fallas otras poblaciones de la comarca que han arraigado también la fiesta fallera, como Gilet o Faura.

Pero, además de organizar los actos falleros y unificar criterios protocolarios, la Junta Fallera de Sagunto también tiene las funciones de difundir la fiesta fallera fuera de la comarca, desarrollar actividades culturales y deportivas valencianas de forma que las tradiciones no caigan en el olvido y se trasladan generación detrás generación, y así como intervenir entre las distintas comisiones falleras y la Junta Central Fallera de Valencia o traer los asuntos jurídicos.

Falla de La Victoria, Primer premio JCFS 2014
Y con el tiempo, no sólo la  Junta Fallera de Sagunto, sino las fallas en general del Camp de Morvedre, han tenido una función no menos importante: la de hacer comarca, pues es de los pocos organismos que aunan a la totalidad del territorio del Camp de Morvedre.

Por eso, cuando se otorgan los premios, la falla ganadora lo es de todo el Camp de Morvedre, y este año 2014, la Junta Fallera de Sagunto ha designado con tal galardon a la Falla La Victoria, en Puerto de Sagunto, y La Palleter se alza como la ganadora de las fallas infantiles.

La entrega de premios, es el acto más emotivo de las fiestas, puesto de supone conocer el resultado final de un año de trabajo y esfuerzos y no siempre las comisiones están de acuerdo con la nota obtenida por el jurado calificador. Pero la decepción pasa pronto y  al finalizar la entrega de premios  comenzará el desfile de  las comisiones falleras por las calles de Sagunto, para realizar la visita de cortesía a todas las fallas del núcleo histórico.


Fuentes: Paco Quiles Tudón. Falla La Victòria / web Junta Central Fallera de Sagunto / Nacho González Ors

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