La Diputación cedió hace unos años las tierras de este entorno monumental a un colectivo de la comarca para plantar 300 olivos de la variedad autóctona Serrana de Espadán
Aceite con historia y arraigo. La Diputación de Castellón ha cedido a
la Asociación para la Promoción y Defensa del Aceite Serrana de Espadán
las tierras de cultivo anexas a la majestuosa Cartuja de Valldecrist de
Altura. El objetivo de esta pionera colaboración es llevar a cabo una
plantación de olivos de esta tipología y, a la vez, mejorar y potenciar
la conservación de este apreciado bien.
El proyecto, que se
desarrollará durante aproximadamente una década, busca investigar,
desarrollar e innovar la selección clonal de la variedad Serrana de
Espadán. Así, lo ha explicado el técnico de este colectivo y responsable
de la iniciativa, Luis Velázquez: “Ya hemos iniciado la
plantación de olivos, el fin es seleccionar los mejores ejemplares para
que los agricultores de la comarca los adquieran y cultiven. En total,
se van a plantar 300 árboles”.
Y es que esta
asociación, sin ánimo de lucro, persigue optimizar la rentabilidad de
este tipo de variedad, que es sinónimo de calidad por su sabor afrutado,
dejando tintes dulces en el paladar.
Se trata de una aceituna
histórica, que requiere un cultivo laborioso y tradicional, que ha
encontrado en el maravilloso entorno de la Cartuja el mejor enclave para
garantizar su futuro. El responsable del proyecto ha hecho especial
hincapié en que los nuevos olivos ayudarán a embellecer el paisaje,
poniendo en valor este monumento de gran interés patrimonial.
Forman
parte de esta asociación cuatro cooperativas de la comarca del Alto
Palancia, que son las encargadas de comercializar esta variedad
autóctona de aceite, propio de la comarca.
Por
tanto, los olivos volverán a formar parte del paisaje de la Cartuja,
fundada por expreso deseo del rey Martín el Humano en el siglo XIV. Fue
la quinta de las casas de cartujos de la Orden de San Bruno en la
península. En el mundo de las artes, impulsó obras arquitectónicas tan
singulares como su iglesia Mayor, y su claustro gótico, cuyas
dimensiones y armonía lo convertían en una obra única.
La Cartuja de Valldecrist se transformó, gracias al favor real, en un importante núcleo de poder económico, cultural, religioso y político, cuya relevancia fue patente, hasta su exclaustración definitiva en 1835. Fue reconocida como Monumento Histórico Artístico, por la Generalitat, en 1984. Ahora la Conselleria de Cultura y la Diputación han puesto en marcha un plan para la conservación del conjunto monástico y su puesta en valor con el fin de atraer turistas.
Fuente: Sara Rios - Diario Mediterráneo de Castellón
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