Olba emprende un plan innovador para recuperar sus acequias, algunas medievales.
Los vecinos consideran que además de su importancia en materia agrícola, tienen un gran valor medioambiental
La Comunidad de Regantes del río Mijares de Olba y diferentes asociaciones de la zona han puesto en marcha un innovador plan para recuperar la red de acequias de la localidad y de sus siete barrios, que abarca un entramado de 60 kilómetros y que discurre por uno de los enclaves naturales mejor conservados de la provincia. El proyecto comprende la informatización y actualización del listado de propietarios de tierras, así como la elaboración de un plano cartografiado sobre el estado de la red que ha posibilitado el desarrollo de tres intervenciones al año de limpieza y mantenimientos de las acequias.
La Comunidad de Regantes del río Mijares de Olba y diferentes asociaciones de la zona han puesto en marcha un innovador plan para recuperar la red de acequias de la localidad y de sus siete barrios, que abarca un entramado de 60 kilómetros y que discurre por uno de los enclaves naturales mejor conservados de la provincia. El proyecto comprende la informatización y actualización del listado de propietarios de tierras, así como la elaboración de un plano cartografiado sobre el estado de la red que ha posibilitado el desarrollo de tres intervenciones al año de limpieza y mantenimientos de las acequias.
Fernando Garrido y tras él Federico Martín, al lado de una de las acequias ya limpia. Foto: Jorge Escudero |
Los regantes dicen que la red de acequias, cuya situación de dejadez es generalizada en la mayor parte de los pueblos de la provincia, reviste gran importancia para el mantenimiento de la población, al trascender de su función meramente agrícola. El alcalde y presidente de la Comunidad de Regantes, Federico Martín, sostiene que estas infraestructuras hidráulicas tienen "un valor medioambiental y patrimonial considerable, y su papel es decisivo en la lucha contraincendios, ya que actúan como hidrantes naturales". Destacó el trascendente cometido que tuvieron en la extinción del incendio declarado en el barrio de los Giles el pasado mes de mayo, y de cuyos caudales se abastecieron directamente los camiones cisterna de los bomberos. "De no ser por ellas, las llamas no se hubieran extinguido con tanta rapidez", sentenció.
Las acequias de Olba constituyen un bien muy preciado para los vecinos y por ellas discurre un abundante caudal que ha dotado al valle donde se asienta de un especial microclima, en donde abunda el verdor cuando en otras zonas no hay más que sequía. En documentos del siglo XIV ya se hace referencia a estas canalizaciones, algunas de las cuales discurren por galerías excavadas en roca y otras por acueductos, como el Arco, una construcción fechada en el siglo XV que salva un barranco de 50 metros de ancho.
La puesta a día de la relación de propietarios –alrededor de setecientos– ha permitido ejecutar un mayor control del cobro de cuotas a la Comunidad de Regantes, una aportación económica que en los últimos años se había perdido por el abandono de tierras. Muchos de ellos, además, figuran como herederos con residencia fuera de la provincia. Federico Martín señaló que las pesquisas han permitido hasta el momento localizar y reclamar el pago de un 70% de los propietarios de tierras de regadío.
Entre otras acciones, hasta ahora se han promovido jornadas de voluntariado para la limpieza de los cauces, con la participación de los vecinos y se han retirado las tuberías que se instalaron hace más de dos décadas en el cauce. Javier Marín, de la Asociación de Montes de Olba, asegura que este sistema, que consistía en entubar las acequias, "es un error del pasado que en lugar de permitir una mayor fluidez del caudal y evitar filtraciones, lo único que consigue es obstruir esta canalización por la presencia de raíces, muy complicadas de eliminar".
Fuente: Leonor Franco - Heraldo.es
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