Un documento inédito prueba que el monumento suponía un «obstáculo» para la defensa española del Castillo meses antes de la invasión francesa
El Teatro Romano de Sagunto era una edificación «prescindible» para el Gobierno español del siglo XIX. Así lo cree José Luis Arcón, historiador militar y especialista en la ocupación napoleónica, quien ha sacado a la luz un documento único. Se trata de un decreto por el que el Gobierno español afincado en Cádiz daba luz verde a la destrucción del monumento, datado alrededor del año 50 d.C., que, tras una serie de polémicas remodelaciones, hoy en día es el escenario cada verano del Festival Sagunt a Escena, cuya edición de este año se clausuró el pasado fin de semana.
Ministro Godoy, de Francisco de Goya |
En aquel verano, los militares españoles debían pedir permiso para actuar sobre el monumento, ya que había sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por el Gobierno de Manuel Godoy en el siglo XVIII. Según Arcón, la razón por la que el Teatro Romano siguió en pie fue la complicada situación económica en España. El país «pasó una gran crisis económica a principios del siglo XIX y después de la derrota en la Guerra de Independencia contra las tropas napoleónicas, el Gobierno se declaró en bancarrota», explica el historiador. Esa coyuntura provocó que los españoles dejaran «a medias» la refortificación del Castillo por falta de fondos, una tarea que retomaron los franceses tras la caída de la ciudad y que alejó la amenaza sobre el Teatro Romano, cuyo uso escénico era prácticamente nulo. «Sagunto era, para las tropas que pasaban por allí, un monte sembrado de ruinas dignas de visitar, pero fuera de interés militar», destaca Arcón.
Curiosamente, en ese mismo siglo, el Teatro Romano de Sagunto fue el primer edificio declarado Monumento Nacional de España, en 1896
Curiosamente, en ese mismo siglo, el Teatro Romano de Sagunto fue el primer edificio declarado Monumento Nacional de España, en 1896
Tras este episodio, las intervenciones en el Teatro Romano de Sagunto nunca han estado exentas de polémicas. La última remodelación data de hace un par de décadas, una actuación que llevó a sus promotores hasta el Tribunal Supremo, donde en 2008 se ratificó la «inadecuada» rehabilitación del monumento.
Posteriormente, la Generalitat y el Ayuntamiento de Sagunto evitaron que el Teatro volviera a su estado anterior, ya que la Justicia amparó sus razones para no cumplir la sentencia al escudarse en el «principio de eficiencia del gasto público» y «la imposibilidad de ejecutarla».
Fuente: Carla Melchor - Levante EMV
Pues con independencia de lo tratado en sus últimos párrafos relativos a la reciente intervención, desafortunada para mi gusto, no por innecesaria, que podía serlo para dar utilidad al teatro, sino por su falta de sentido estético, aún hemos de dar gracias por aquella fallida demolición. Las guerras no respentan casi nunca el arte. Se hacen para ganarlas y si no reparan en las víctimas humanas, civiles incluidos, cuanto menos en las obras por mucho arte o historia que tengan. Pocos kilómetros sur, en Valencia, como sabrá, el Palacio Real, sufrió con parecidos presupuestos estratégicos, peor suerte que el teatro saguntino.
ResponderEliminarUn saludo
Coincido contigo en que su restauración era necesaria para su aprovechamiento, pero, había tantas otras formas de hacerla con materiales menos agresivos que...
EliminarEn fin, la verdad es que, como bien dices, lo importante es que se salvó -aunque sí es verdad que con importantes mutilaciones realizadas por los gabachos-, a diferencia de otros monumentos como el Palacio Real y otros muchos que cayeron años después con la llegada de la paz y los adelantos de la civilización. Y es que, aunque siempre han habido excepciones, antes no se tenía un sentido del valor de lo antiguo como en la actualidad, y lo viejo molestaba. Ay!, cuanto lo lamentarán algunos ahora...