El paisaje alterado por el incendio del pasado verano ha marcado la peregrinación de los cientos de alcublanos que se han desplazado en la segunda romería del año hasta el santuario .
El primer sábado de mayo, desde finales del siglo XVI, se celebra en
Alcublas la romería hasta el Santuario de la Cueva Santa, distante doce
kilómetros de la localidad. Durante más de tres siglos, generaciones de
alcublanos y alcublanas han caminado unidos en un ritual religioso, pero
también lúdico, que consigue reunir a familiares y amigos en un día
especial. Este año 2013 con dos peculiaridades importantes: el recorrido
con paisaje alterado por el brutal incendio forestal del pasado verano,
y la incidencia de no haberse recuperado todavía la imagen robada de la
Virgen.
A las ocho de la mañana el volteo de las campanas da la señal y los
jóvenes, con la pequeña imagen de la Virgen de la Cueva Santa a hombros,
salen por el pórtico de la iglesia entre aplausos de los romeros y de
todo el pueblo que, junto a la banda de música, los acompaña hasta las
afueras del pueblo. Antes eran los mozos que regresaban del servicio
militar quienes, en agradecimiento por volver sanos a su pueblo,
llevaban la imagen hasta la Cueva; hoy son los jóvenes que por su edad
habrían acabado la mili, quienes llevan la imagen ataviados con ropas
militares, rememorando esa tradición.
A mitad de camino la romería hace una parada en el “Descansador”, donde
el Ayuntamiento reparte, para acompañar el almuerzo, huevos cocidos a
los caminantes, en una costumbre que tiene su origen en las “caridades”
que desde el siglo XVII el Consejo de la Villa daba a los pobres que
acudían a la romería. Ya a las puertas del santuario la comitiva es
recibida por el alcalde de la localidad de Altura, en cuyo término
municipal se encuentra el santuario, y en una emotiva ceremonia hace
entrega de la vara de mando al alcalde de Alcublas, simbolizando que ese
día el santuario es de los alcublanos.
Tras visitar la cueva y celebrar la misa a la Virgen, el día se vuelve
plenamente festivo con el concierto que la Unión Musical Alcublana
ofrece a los romeros, con la visita obligada a las “paradas” de dulces y
otros productos, y finalmente con la comida campestre que celebran
familias y grupos de amigos repartidos por los alrededores de la cueva. A
las tres de la tarde, tras una breve ceremonia de despedida en el
santuario, los romeros inician el regreso hacia Alcublas, donde de nuevo
las campanas, la música y los aplausos de todo el pueblo, premian el
esfuerzo de los jóvenes, y expresan la satisfacción por una tradición
secular cumplida un año más.
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