Medio Ambiente afirma que el árbol de 220 años estaba condenado mientras que Serra critica que no se ha actuado con eficacia
El Pi de la Bassa agoniza. Uno de los árboles monumentales más
emblemáticos de la Sierra de la Calderona está a punto de morir. La
plaga del tomicus le ha dado la estocada definitiva tras más de 220 años
de historia.
Foto: M. Molinés - Las Provincias |
Discrepancias al margen, uno de los emblemas de la Sierra Calderona
está a punto de desaparecer. Según fuentes del Ayuntamiento de Serra el
ejemplar aparece ya citado en los apuntes históricos de 1897 de Tarín y
Juaneda como «un árbol centenario testimonio de los antiguos pinares de
Porta Coeli».
El Pi de la Bassa se llama así por su ubicación, cercana a una
antigua balsa de ganado. Destaca por sus casi 20 metros de altura y su
gran envergadura.
Desde el Ayuntamiento de Serra explican que empezaron a preocuparse
por la situación de este árbol en el año 2004 cuando se quiso poner en
marcha un proyecto para conseguir una subvención de 7.000 euros de la
Conselleria de Territorio y Vivienda y con él mejorar la conservación y
restaurar de uno de los árboles más monumentales y singulares de la
Comunitat.
La Conselleria denegó la solicitud en abril de 2005 alegando que el
propietario del árbol no era el Ayuntamiento de Serra sino la propia
Generalitat. Ante el rechazo, unos pocos meses después se pidió una
intervención de la administración autonómica para recuperar el entorno
paisajístico favoreciendo sus buenas condiciones fitosanitarias y
protegiéndolo de los incendios.
El director general de Medio Natural y Evaluación Ambiental, Antoni
Marco, señaló que las posibilidades de que el árbol se
recupere son escasas, pues son varios los factores que han influido en la
situación en la que se encuentra este árbol, entre ellos su avanzada edad, y el no haber tomado
medidas preventivas, como impedir que la gente se acercara tanto al
árbol, ya que ha afectado a las características del terreno. .
También explicó que durante
varios meses en 2013 no se le proporcionaron tratamiento para el tomicus
por los recortes. Y es que, hasta hace unos pocos años el
tomicus no era una plaga muy grave y actuaba aisladamente. «No había
mucha experiencia sobre como afrontar el tomicus ni un tratamiento
adecuado».
Finalmente, el director general recordó que en sus inmediaciones se plantaron dos eucaliptus,
que absorben gran cantidad de agua, «lo que también puede haber influido
en la situación en la que se encuentra este ejemplar de pinus
halepensis».
Foto: Alberto Gil Chamorro |
Fuente: Las Provincias
No hay comentarios:
Publicar un comentario