La comunidad de cartujanos ha decidido poner fin a una tradición de medio siglo que, cada domingo, reunía a los fieles de la comarca Esta Cartuja situada en la Calderona es la única que queda en activo en la Comunitat y la más antigua de España
Vista aérea de la Cartuja de Porta Coeli. / |
Así lo anunciaba una nota colgada en el
vestíbulo de la capilla donde el padre procurador daba misa los días
festivos. Cada domingo a la misma hora, las 10.15 horas de la mañana,
los cartujos cedían una porción de su intimidad religiosa para dar la
bienvenida a los fieles de los pueblos de alrededor, desde Serra hasta
Olocau.
Este servicio ofrecido por la Cartuja, que permitía a la
población de la comarca acceder una vez a la semana, se había
convertido, con el tiempo, en un acontecimiento religioso excepcional y
en la oportunidad de disfrutar de este entorno reservado a los cartujos.
Con todo, la liturgia tenía lugar en una capilla fuera de la clausura,
sin la participación de la Orden.
«Éramos siempre los mismos, nos conocíamos los unos a los otros y, con el tiempo, habíamos creado un vínculo de comunidad», explica un feligrés que, ya pasando los treinta años de edad, confiesa haber asistido a estas misas dominicales desde su infancia. Cuando habla de comunidad se refiere a la treintena de personas que acudía asiduamente a la capilla cartujana, unidos no solo por la fe, sino por «la sensación de estar compartiendo un lugar histórico en un ambiente íntimo y familiar», continúa el fiel.
Su
padre, también natural del municipio de Serra, se suma a la
conversación; conoce de cerca la vida cartujana y ha asistido, junto a
su mujer, a las misas del monasterio desde que el prior comenzara a
oficiarlas medio siglo atrás. Explica que la Orden cartujana volvió a
ocupar el lugar en la década de los 40 del siglo pasado. A partir de
entonces, este lugar sagrado pasó de nuevo a la clausura, tras haber tenido otras funciones tras la Desamortización de Mendizabal, como hotel, cárcel u hospital.
Con este repentino cierre se abre una brecha en el fuerte vínculo existente entre la gente de Serra y los cartujos. Un vínculo no solo religioso, también económico y
social, pues no fueron pocos los vecinos que durante años han estado trabajando en la cartuja en agricultura, bien plantando y recogiendo la fruta, la verdura,
flores, o lo que fuera. El vínculo, sin embargo, va más allá. Los habitantes de
Serra sienten la Cartuja y los hitos en ella acaecidos como parte de su
historia y patrimonio cultural. Allí tradujo Bonifacio Ferrer por primera vez la
Biblia al valenciano, cuando la Iglesia prohibía cualquier traducción a
una lengua romance. Ahora, con el cese de las
misas, pierden por completo el vínculo con la vida de su entorno
Y es que, Porta Coeli reúne lo mejor de la fértil tierra del Valle de Lullén, además de un gran acueducto del siglo XV que lleva el agua hasta una antigua balsa de riego. El edificio que alberga el claustro y las ermitas, está rodeados por un jardín y una extensa zona de huerto donde, ahora, los monjes cultivan sus frutos y entran en contacto con la naturaleza sin salir del recinto.
Y es que, Porta Coeli reúne lo mejor de la fértil tierra del Valle de Lullén, además de un gran acueducto del siglo XV que lleva el agua hasta una antigua balsa de riego. El edificio que alberga el claustro y las ermitas, está rodeados por un jardín y una extensa zona de huerto donde, ahora, los monjes cultivan sus frutos y entran en contacto con la naturaleza sin salir del recinto.
La fundación de Porta Coeli en 1272 marcó un hito en la
vida monástica del antiguo Reino de Valencia, al ser la primera de la
Orden Cartujana en tierras valencianas y la tercera en la península. En
la actualidad, la Cartuja del valle de Lullén, no es sólo una reliquia
arquitectónica, sino la única de la Comunitat que la Orden de los
Cartujos mantiene con vida. Es, sin más, un lugar privilegiado de
aquellos que uno imagina ya extintos, cosa de otra época. Junto a Porta
Coeli, España tan solo alberga dos cartujas más en activo: la Cartuja de
Miraflores (Burgos) y Santa María de Montalegre (Barcelona).
Una lástima, ahora que la Asociación Cultural Cartuja de Valldecrist, junto al Parque Natural de la Sierra Calderona, quieren señalizar una ruta que une no solo las tres cartujas valencianas, sino que también otros elementos espirituales enclavados dentro del parque (como ermitas, conventos y santuarios) para dotar de un nuevo valor cultural al inmenso patrimonio natural de esta sierra.
Fuente: Itziar Silvestre - Las Provincias
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