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jueves, 10 de abril de 2014

ALTURA Y SEGORBE PROYECTARÁN EL DOCUMENTAL "MAESTRAS DE LA REPÚBLICA" GOYA 2014 AL MEJOR DOCUMENTAL

 En Altura, será el próximo 12 de abril en la Iglesia Primitiva, y en Segorbe, el 19 de abril, en el Teatro Serrano.

La Villa de Altura acogerá el próximo sábado 12 de abril, en la Iglesia Primitiva de la localidad, la proyección del documental "Las maestras de la República", el documental de Pilar Pérez Solano ganador del Goya 2014 al mejor documental.

El pase, organizado por Izquierda Unida de Altura dentro de la programación de Actos por la República, comenzará a las18 horas. Terminado el documental, comenzará una charla-coloquio con Jose Manuel López Blay, profesor de Historia en la ESO del IES Segorbe, y Mª Ángeles Llorente Cortés, profesora de ESO del CP Cervantes de Buñol, y miembro de la Federación MRPs País Valencià.

La proyección se volverá a proyectar el 19 de abril en Segorbe, también a las 18 horas, en el Teatro Serrano. En esta ocasión, el acto estará organizado por Unión Republicana de Segorbe en colaboración con la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Segorbe.

Un documental que bate records

Las maestras de la República (Pilar Pérez Solano, 2013 -Goya 2014 al Mejor Documental-), es una obra de humanidad desbordante, que busca rendir homenaje a todas esas mujeres que revolucionaron la educación en España durante la Segunda República, transgrediendo normas obsoletas e insuflando aires regeneradores en el sistema. Unas pedagogas que se caracterizaron por comulgar, fuera y dentro de las aulas, con los postulados del régimen que defendían; postulados que iban desde la lucha contra la segregación por sexos hasta la implantación de un sistema laico, desligado de la religión. Temas, la mayoría de ellos, que siguen de máxima actualidad y que hacen que resulte especialmente doloroso comprobar cómo por lo que tanto pelearon este acervo de pedagogas hace casi un siglo esté hoy amenazado por los poderes políticos.

La directora, Pilar Pérez Solano
A través de vídeos y fotografías inéditas de archivo y de los testimonios de historiadores y familiares de las protagonistas, la directora nos acerca a un capítulo de la historia reciente de España poco explorado en nuestro cine. Sin trampas ni maniqueísmos, este proyecto auspiciado por FETE UGT y basado en la novela de Josefina Aldecoa, se hace imprescindible por varios motivos: en primer lugar, porque nos enseña a valorar la figura del profesor, siempre tan denostada. En segundo lugar, porque pone de manifiesto que el compromiso de estas mujeres no se limitaba a su tarea como formadoras, sino que también jugaron un papel decisivo en la transformación social de España, aunque la película no ahonde lo suficiente en todo este proceso -luchas en la calle, manifestaciones, etc-. Y, por último, para entender por qué estas personas eran la viva imagen de la modernidad; no ya sólo por capitanear la innovación de las aulas, donde empleaban las nuevas tecnologías -limitadas por aquel entonces a un globo tarráqueo o una máquina de escribir, sino por haberse posicionado de una forma tan activa en el sufragio universal o en su firme tarea de formar a las niñas para que tuviesen un abanico de posibilidades laborales más amplio que el de ama de casa. 

La película no se limita a suceder los testimonios a cámara uno tras otro -alternados con documentos gráficos y legales para enriquecer el conjunto-, sino que, como novedad, introduce una narración en primera persona como principal hilo conductor. La navarra Laura de Pedro es la encargada de dar vida a una de estas maestras, que cuenta su experiencia a través de una emocionante voz en off respaldada por una más que eficiente y emotiva partitura de Carlos Salas, cuyo virtuosismo al piano funciona como un bálsamo espiritual capaz de contrarrestar la impotencia que producen las imágenes. La directora, así, conjuga la parte real del relato con la ficcionada, con un resultado estimable. 

La única pega es su ajustado presupuesto, aspecto que se hace especialmente visible en dos frentes: la imposibilidad de su máxima responsable por aglutinar todas las historias que tenía previstas y, también, en su escasa duración: apenas 65 minutos. Al igual que hay proyectos engordados, he aquí un trabajo que peca de justo lo contrario. La obra hubiese admitido un cuarto de hora más sin problemas, pero la estrechez económica, auténtico lastre a la hora de mostrar, por ejemplo, los estragos que trajo consigo una guerra que supuso el fin del sueño dorado de estas mujeres, termina imponiéndose. Asimismo, hubiese sido un punto a su favor el intentar conseguir una visión más ecuánime, mostrar las partes menos amables -o complacientes- del régimen que estas pedagogas con tanta ansia defendían. 

Las maestras de la República se ha convertido en un pequeño fenómeno en España, donde se ha exhibido en más de 500 salas y centros culturales, cifra récord para un género como el documental, que suele pasar tan desapercibido. Los más de 60.000 espectadores que lo han disfrutado han animado a su directora a poner en marcha una segunda parte -que se financiaría mediante el crowdfunding y que indagaría en el exilio interior y exterior de estas heroínas- y saciar, así, a la gente que se quedó con ganas de más. El negra sombra de Luz Casal -que la cantante cedió de forma altruista para la cinta- que suena mientras vemos los rostros de estas heroínas enemigas de los valores conservadores, pone el broche de oro a un trabajo que cala hondo pero que, con más billetes, podría haber sido el arrebato, la tremenda locura que no es.

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