El concejal delegado de Cultura, Francisco Tortajada, escribe un esbozo de la biografía de este ilustre librero e hijo predilecto de la ciudad, para rendirle homenaje en el centenario de su nacimiento.
Antonio Soriano Mor nace en Segorbe
un 15 de febrero de 1913. La calle Arrabal es su lugar de nacimiento.
Fueron sus padres Leonardo y Manuela y será el último de siete hermanos
vivos. Realizó sus primeros estudios en la escuela pública de El
Patronato donde, según sus propias palabras, “entrábamos burros y
salíamos pollinos”. Desde pequeño, disfrutó del mundo especial de los
libros.
A
la edad de cinco años se marchó a Barcelona, ya que allí vivían tres
hermanos, uno de los cuales, el mayor, se preparaba para ser militar. En
esta ciudad, trabajó y estudió el bachillerato. De manera individual,
fue inculcándose de una cultura excepcional, sobre todo cuando comenzó a
ser bibliotecario del Ateneo Enciclopédico Popular, donde llegó a ser
secretario.
Antonio no fue indiferente a las nuevas ideas de libertad que se vivían durante los primeros años de la República. Eso hizo que comenzara a leer las publicaciones que llegaban de la Unión Soviética, así como cualquier libro que hablase de la defensa de los derechos de los ciudadanos. Sus enormes ganas de cambiar las cosas, le hicieron compartir también su tiempo con otras dos actividades que le gustaban: el excursionismo y el teatro. Entre sus amigos de aquella época, se encontraban personas de diversas corrientes dentro de la izquierda. Comparte opiniones con Rafael Llorens, Germán Vidal (POUM), Francisco Graells (JSU) o Enrique Obregón (secretario de la CNT) y con su profesor José Salvador, que será muy importante en su vida años después.
Siendo una persona llena de ideas, que sentía auténtica pasión en la defensa de los otros, entró en el mundo de la política. En ese momento, en Barcelona, en España, se vivía en permanente inquietud e inestabilidad. Las revueltas sociales iban en aumento, y terminó siendo afiliado de las Juventudes Socialistas Unificadas, ideales que, como otros exiliados, no abandonaría nunca.. A partir de aquí, trabajó activamente en la política hasta que comenzó la guerra civil. Eran tan firmes sus ideas que Antonio fue miliciano, participando en los primeros tiroteos de la ciudad condal contra las fuerzas sublevadas. Nombrado secretario de las JSU, tuvo la oportunidad de venir a Segorbe en dos ocasiones. En noviembre de 1936 para asistir al entierro de su hermana Amparo y al asño siguiente, para visitar a sus hermanas y madre, mientras daba unas conferencias en Valencia.
Participó en el frente de Aragón, en la 44 división de Belchite en
1937. Más tarde, en 1938, en Corberá del Ebro, es herido y hospitalizado
en la Seó de Urgel. El 13 de febrero de 1939 abandona el hospital para
pasar la frontera a la altura de Puigcerdá. Le faltaban dos días para
cumplir 26 años.
Antonio Soriano pasó a Bourg-Madame con otros muchos compatriotas que huían de las tropas franquistas. Allí permaneció acampado hasta que fue enviado al campo de Bram durante nueve meses. En este campo, intentó desarrollar actividades educativas y culturales (lectura, traducción de periódicos, cursos de francés…). Las penurias en los campos de concentración franceses las plasmó después en Éxodos (1989), un libro fundamental para conocer el exilio republicano en Francia. Posteriormente al campo de concentración, le hacen ir de jornalero a una granja de Genouille, cerca de Bourges. Caundo, en junio de 1940, el ejército aleman invade Francia, se marcha a Toulouse donde se quedará hasta la liberación. En esta ciudad organiza la resistencia, aunque sin intervenciones armadas y edita la revista mensual Alianza. Asistió a la Escuela Cooperativista donde profesores universitarios daban conferencias, iba mucho a la biblioteca de la ciudad y creó el Centro de Estudios Económicos Toulouse-Barcelona con el objetivo de intentar la reconciliación entre las distintas corrientes políticas.
Precisamente este centro cultural se convirtió en una librería. “Las
fronteras con España estaban cerradas y en Toulouse no habían libros
españoles. Para conseguirlos me iba a Andorra con libros franceses y los
cambiaba por otros españoles”, comentó años más tarde en una
entrevista. Tuvo la ayuda de su amigo José Salvador y, para promocionar
la lectura y sus ediciones, publicó la revista Lee, junto a una
colección de novela de su amigo Luis Soléres. Amplió el mercado gracias
a sus contactos con editoriales americanas, con obras publicadas por
exiliados al otro lado del Atlántico.
Con la liberación de Francia marchó a París, dejando a Salvador al
frente de la librería de Toulouse. Antonio había recibido una carta de
la cuñada de Buñuel, Madame Ricarde, para hacerse cargo de una vieja librería. Al
recordarlo, diría que se fue “con las manos en los bolsillos y una
maleta llena de libros como equipaje”. Aquellos primeros años fueron
difíciles, pero poco a poco consiguió el dinero para alquilar un local
en en la rue Mazarine y más tarde en el número 72 de la rue Seine. En
el año 1948, nacía la Librería Española, conocida como la isla hispana
en París, en el Barrio Latino. La librería se convirtió en un
impresionante centro cultural. Escritores, pintores, poetas, cineastas,
exiliados, intelectuales latinoamericanos en sus viajes por Europa,
fueron asiduos de esta embajada de la literatura española en la capital
francesa: Camus, Picasso, Alberti, Buñuel, Jaime Gil de Biedma, Muñoz
Suay, Juan Marychal, Serrano Plaja, Julio Cortázar, Pablo Neruda,
Ridruejo, Carlos Barral, Tuñon de Lara, Max Aub, Jorge Semprún, los Goytisolo… una infinidad de personas, muchas conocidas, pero otras
desconocidas, que encontraron en la librería “un centro de reunión, de
tertuli y luego de actividad de una parte del exilio español” decía
Jorge Semprún. Antonio consiguió en ella, además de un medio de vida,
con sus vaivenes económicos, el ser un importante referente de la
cultura y la política española. Fue el punto de encuentro de los
intelectuales exiliados y de los jóvenes que vivían en España anhelando
los vientos de libertad.
Tras la muerte de Franco, regresó primero a Barcelona, donde residía gran parte de su familia, y se acercó a su siempre querido Segorbe. En la visita que hizo en 1993, se enteró de que el archivo de uno de sus amigos en el exilio, Max Aub, había sido adquirido a la familia y que su correspondencia con él se encontraba aquí.
En 1994, se le concedió el premio León Felipe que otorga la Fundación de
este poeta. Pero el reconocimiento importante le vino primero por
parte del estado español, cuando el 14 de febrero de 1996 el embajador
en Francia, Sr. Máximo Cajal, le impuso la Encomienda de la Orden del
Mérito Civil otorgada en reconocimiento a su trayectoria profesional, y
segundo, cuando la ciudad de Segorbe, en sesión celebrada el 7 de
abril de 1998, a propuesta del equipo de gobierno y con los votos
favorables de todos los concejales, le nombró Hijo Predilecto. A la vez
pudo asistir a la constitución de la Asociación Cultural Antonio
Soriano.
En el año 2000 recibió en París la visita del alcalde de Segorbe, D. Rafael Calvo Calpe, del concejal de cultura, D. Francisco J. Tortajada Agustí y del Presidente de la Asociación Cultural, D. Enrique Valdeolivas Borrás, sobrino-nieto. Antonio dio a conocer entonces, de su propia voz, el deseo de traer su legado a su ciudad natal.
En el año 2000 recibió en París la visita del alcalde de Segorbe, D. Rafael Calvo Calpe, del concejal de cultura, D. Francisco J. Tortajada Agustí y del Presidente de la Asociación Cultural, D. Enrique Valdeolivas Borrás, sobrino-nieto. Antonio dio a conocer entonces, de su propia voz, el deseo de traer su legado a su ciudad natal.
La librería siguió en el barrio latino, hasta 2004, dirigida por su hija
Sonia Soriano. Luego, debido a la especulación inmobiliaria, se
trasladó al barrio de Montparnarsse, a la Rue Leitrré. Actualmente,
este establecimiento también está cerrado y es através de las
comunicaciones informatizadas, por medio de internet, donde Sonia
Soriano mantiene viva la memoria de la librería. Antonio, que murió el
24 de octubre de 2005 en París no supo de estos cambios. Sus restos
descansan, según su deseo y el ofrecimiento del Ayuntamiento de Segorbe,
en el cementerio de la ciudad, en el sepulcro de las personas ilustres.
El 27 de noviembre de 2008, la ciudad de París, sesenta años después de
que se abriesen las puertas de la Lilbrería Española, homenajeaba a su fundador en presencia de intelectuales, políticos y diplomáticos
franceses, españoles y latinoamericanos. El acto comenzó ante el número
72 de la Rue de la Seine, donde el embajador de España, Francisco
Villar y Ortiz de Urbina, descubrió una placa en su honor.
Posteiormente, en la sede de la embajada de España, en el salón de los
tapices de Goya, varias personalidades recordaron la trayectoria
ejemplar de Antonio, su pasión por la cultura y la libertad. La ciudad
de Segorbe estuvo representada por el Concejal de Cultura D. Francisco
J. Tortajada, y por el Presidente de la Asociación Cultural, D. Enrique
Valdeolivas.
El domingo 16 de febrero de 2013, un día después de cumplirse los cien
años del nacimiento del librero español, se descubrió un placa
conmemorativa en la calle Arrabal número 7 de la ciudad de Segorbe,
donde nació. La ceremonia de carácter familiar, contó también con la
presencia de algunos amigos de Antonio Soriano Mor.
En el centenario de su nacimiento, la ciudad de Segorbe ha querido rendir un homenaje en el libro de fiestas a
este segorbino que no pudo regresar a su pueblo como el quería, pero ha
dejado para generaciones futuras una concepción de vida basa en la lucha
por la cultura, la libertad y la defensa de los derechos de los
ciudadanos.
Fdo: Francisco J. Tortajada Agustí
Concejal Delegado de Cultura del Ayto. de Segorbe
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