El
BookCrossing, o "pasalibros", surgió en 2001 de la mano del
estadounidense Ron Hornbaker, un especialista en tecnologías de
Internet. Un buen día, se le ocurrió dejar en el hall de un hotel una
veintena de libros con notas explicativas para impulsar así su
intercambio. Medio año más tarde, la iniciativa ya tenía unos 300
seguidores que dejaban libros ya leídos en distintos lugares para que
cualquiera pudiera leerlos y luego pasar a otro lector, "liberándolos"
de esta forma. De EEUU la corriente se exportó a Europa, donde primero
tuvo una entusiasmada acogida en Italia, Francia y España, y después se extendió
por todo el Viejo Continente hasta la misma Finlandia. Hoy día, sería
difícil calcular el número exacto de personas que participan en el
movimiento "pasalibros" en todo el mundo, aunque el sistema del
BookCrossing tiene registrados más de 1 100 000 miembros y unos nueve
millones de ejemplares "liberados".
La
práctica captó enseguida a numerosos adeptos y se puso de moda, algo
que favorecieron también la crisis económica y el alto precio de los
libros. ¿Pero cómo se "libera" un libro? Para empezar, hay que ponerle
una etiqueta que diga algo por el estilo: "Este libro forma parte de la
biblioteca universal". Gente de muchos países "libera" sus libros del
polvoriento cautiverio que sufren en las estanterías y comparten sus
obras preferidas dejándolas a la vista en lugares públicos. También es
posible compartir con el antiguo propietario del libro la alegría de
encontrarlo. Visite la página www.bookcrossing.com,
después deje el libro en un lugar previamente seleccionado y regístrelo
en la web para obtener una identificación. O viceversa: primero
registre el libro indicando en qué lugar lo va a dejar, y luego
libérelo.
Muchos
se preguntarán para qué sirve todo eso. Es así de sencillo: los libros
se liberan de pasarse la vida en la estantería y vuelven a las manos de
un lector, mientras que la web permite seguir su recorrido por el mundo.
El antiguo propietario recibe por email una notificación de que su
ejemplar ha sido encontrado. De esta manera, el proceso se vuelve
controlado. El otro objetivo de registrar un libro es convertir el mundo
en una biblioteca global. En la página internacional www.bookcrossing.com
se registran libros en distintos idiomas y de distintos países. Para
los "beceros", recibir una noticia del ejemplar liberado es siempre
un motivo de alegría, es una especie de mensaje en la botella, puesto
que el lector que lo ha encontrado podría estar en el extremo opuesto
del planeta.
Los
activistas del BookCrossing también tienen lenguaje propio. Los
términos más usados son "libros liberados", es decir ejemplares que
fueron puestos en "libertad", "libros encontrados" y "estante seguro" o Zona Oficial de Liberación.
Un "estante seguro" es un lugar donde el libro puede ser liberado y
encontrado. Por lo general, estos estantes se suelen encontrar en las
bibliotecas, cafeterías, librerías o universidades. Aunque también es
posible liberar un libro en plena calle, en el banco de un parque, en el
metro o autobús. Lo más importante es no dejar de ponerle la
correspondiente etiqueta.
Los
libros más intercambiados son obras clásicas o de narrativa moderna,
tanto nacional como extranjera; también son frecuentes las novelas
fantásticas y policíacas. Los "beceros" de verdad son generosos y
jamás dudarían en liberar un buen libro porque su lema es "Lee un libro y
pásalo".
Los
libreros europeos colaboran con los "bookcrossers", estando bien lejos
de pensar que el intercambio puede hacer caer las ventas. Por el
contrario, muchos editores y libreros creen precisamente que la
iniciativa promueve el interés por los libros.
Y es que los libros son como pájaros, sostienen los "bookcrossers", y liberándolos les damos la vida.
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