La Villa de El Toro se convierte en propietario de las ermitas de Santa Lucía y Santo Domingo, y para ello acuerda con el obispado restaurar la parroquia de los Ángeles
El alcalde de la Villa de El Toro, José Arenes, ha suscrito un convenio de colaboración con la diócesis de Segorbe-Castellón
por el que la localidad obtiene la propiedad de las ermitas de Santo
Domingo y Santa Lucía, y se compromete a restaurar el templo de Nuestra
Señora de los Ángeles.
El acuerdo de donación
que ha suscrito el primer edil con el párroco de la iglesia, Miguel
Pedro León, y el vicario general de la diócesis, Javier Aparici,
pretende garantizar la pervivencia, protección y restauración del
patrimonio vivo de la población.
El
acuerdo permite al ayuntamiento obtener la posesión de dos ermitas que hoy están en ruinas. La idea es volver a levantarlas y que vuelvan a
brillar como vestigios de su historia. En paralelo, compromete al
consistorio a restaurar la parroquia y para ello se fija un periodo de
diez años prorrogables en el caso de que sea necesario. La parroquia es
otro elemento querido por el pueblo y verlo tabicado es doloroso.
Por eso se han planteamos colaborar con la diócesis a fin de no perder
parte del patrimonio local.
Conscientes de que el presupuesto municipal es escaso y reducido, saben también que las ganas de trabajar para preservar la
historia de la Villa de El Toro son infinitas. Por ese motivo creen que no se va a parar ni
se va a permitir que se pierdan sus orígenes. Para ello no se va a dejar de luchar por la llegada de ayudas y subvenciones de todas
las administraciones públicas del mismo modo que ha hecho con elo
castillo. Poco a poco, pero sin perder un minuto en recuperar la
belleza de la Villa.
En
el acuerdo, el consistorio se compromete a restaurar aquello que hoy
está en ruinas. En especial la parroquia, para la que se contempla la
apertura de la ventana del baptisterio, que hoy permanece tabicada, como
también la restauración de la puerta principal del templo.
Entre
otros objetivos, el convenio establece la reparación de los rejuntes de
las piedras de las fachadas de la iglesia, con el reto de sustituir el
actual cemento por mortero de cal, que era el originario. De igual modo,
se plantea la subsanación de las humedades del templo y en especial de
las capillas, así como la restauración de los frescos del baptisterio y
las catas en yeso del resto de las capillas para determinar la
existencia de nuevas pinturas en la parroquia.
Por
último, el compromiso del consistorio contempla la restauración del
suelo de la iglesia y la posible cripta con el objetivo de recuperar en
la medida de lo posible la riqueza de este.
Fuente: EPDA
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