La obra formaba parte del retablo de San Bruno, pintado por Francisco de Osona, y estaba ubicado en una capilla interior de la Iglesia Mayor. El resto de tablas de ese retablo se encuentran en el Museo de BB AA de Castellón, la Catedral de Segorbe y colecciones privadas.
El próximo 20 de julio la casa Ansorena subastará en Madrid una tabla pintada por Francisco de Osona, figura clave de la pintura valenciana en el primer Renacimiento, y que pertenecía al retablo de San Bruno de la desaparecida Cartuja de Valldecrist en Altura. La pieza, datada por Ansorena alrededor de 1514, tiene un precio de salida de 16000 €.
Con la desamortización el retablo quedó descabalado y sus tablas pasaron a formar parte con el tiempo de colecciones públicas y privadas como el Museo de Bellas Artes de Castellón, el Museo Catedralicio de Segorbe, la colección Masaveu, o la colección del pintor Ignacio Pinazo, de la que procede la tabla que ahora se subasta y que representa a San Benito.
Por fortuna, con motivo de la exposición "La Memoria recobrada. Pintura valenciana recuperada de los siglos XIV - XVI", que se celebró en el Museo de BB AA de Valencia entre octubre de 2005 y enero de 2006, se planteaba la reconstrucción principal del conjunto de tres calles.
Presidiendo en el centro, la pintura de San Bruno (conservado en el Museo BB AA de Castellón), franqueada a izquierda y derecha por las figuras de cuerpo entero de San Benito y San Bernardo, ambos en la Casa Museo Pinazo de Goya, que pertenecieron al pintor Ignacio Pinazo Camariench.
El segundo cuerpo del retablo está formado por tres tablas con asuntos cada uno de los santos representados en el cuerpo principal. En el ático del centro se representa a San Bruno ante el cadáver de San Raymond Dicrés (Museo BB AA Cs), y en las calles laterales a izquierda San Benito otorgando su regla (también en Castellón) y a derecha, la Virgen con el Niño y San Bernardo de la Colección Masaveu de Oviedo
Esta es una de las razones para pensar que el lienzo en cuestión es el que Ribalta realizó para la cartuja alturana, de donde desapareció esta pintura durante la desamortización del edificio religioso en el siglo XIX.
Este lienzo fue sacado a subasta por los propietarios, y aunque en otros tiempos hubiese sido un objetivo para la pinacoteca valenciana, la Generalitat o el propio ministerio, la crisis motivó que se perdiese esta oportunidad única, que esperemos ahora no se repita.
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