El manifiesto elaborado por Albert Llueca, presidente del Arxiu del Camp de Morvedre, ha sido aproado por el Ayuntamiento de Sagunto, como una muestra de conmemorar esta efemérides, además de comprometerse a incluir alguna referencia a la conmemoración en las próximas fiestas del 9 de octubre.
De entre las muchas conmemoraciones que puede celebrar una ciudad como Sagunto, que cuenta con más de dos mil doscientos años de historia documentada; que puede presentar con toda satisfacción una serie o en el gran libro de la Historia (etapas prehistóricas y protohistóricas, iberismo, romanización-con el apéndice visigótico-, dominio musulmán de siglos y posterior integración en un reino cristiano destacadísimo en la Península Ibérica), ninguna tan significativa para los que constituyen el núcleo antiguo de la población actual que aquella que, a partir del siglo XIII da nacimiento a un pueblo independiente y soberano que se incorpora plenamente al conjunto de pueblos hispánicos y a la cultura de Occidente o, si se definir con termas actuales, a Europa.
Esta efemérides local ha sido puesta en valor por Albert Llueca i Juesas, presidente del Arxiu del Camp de Morvedre, que la ha presentado a través de un manifiesto al ayuntamiento local para que se sume a una serie de actos que celebren como corresponda un acontecimiento tan notable como el que ahora se conmemora.
Esa incorporación del Morvedre medieval al Reino de València, creado y constituido política y jurídicamente, por derecho de conquista usual en su tiempo, por Jaime I de Aragón es un acontecimiento que tiene una trascendencia tal, que hace que los saguntinos y saguntinas actuales, en mayor o menor grado y a pesar de las sucesivas incorporaciones humanas en la población en varios momentos y por diferentes motivos durante los últimos seis siglos de historia, se puedan consider descendentes de aquellos morvedrins y morvedrines que, desde, aproximadamente la mitad del siglo XIII, se pusieron de acuerdo, en un esfuerzo común, para constituir una ciudad.
El 29 de julio de 1248, ahora hace 775 años, el rey Jaime I otorgó un documento muy especial a la villa de Morvedre. Se trataba de un privilegio escrito en pergamino y con el sello real de cera pendiente de unos hilos de seda, el cual desgraciadamente no ha llegado a la actualidad. Y es importante porque se puede considerar el primer testigo escrito de un nuevo tiempo y un nuevo mundo: la sociedad valenciana medieval, basada en el poder feudal y el modelo social y cultural cristiano, pero también porque su texto enumera una serie de derechos y concesiones en beneficio de los primeros centenares de repobladores cristianos que habían empezado a recibir casas y tierras en la ciudad; entre ellos destaca con luz propia el derecho del nuevo municipio cristiano de Morvedre a regirse y gobernarse por los Fueros de València.
Pero Morvedre no era un pequeño pueblo rural sino una villa, y una villa real importante -en aquellos siglos solo había una ciudad, la de Valencia-. Es por eso que, tal como el rey Jaime I hizo las mencionadas Alzira, Denia o Xàtiva, incluyó en el privilegio una segunda parte enumerando varias franquezas que los otorgaba y la cual ocupa la mayor parte del texto.
El símbolo máximo de los privilegio reales y seguridades jurídicas de más categoría en la Valencia de aquellos años: el derecho a disfrutar y usar los Fueros de Valencia, o mejor dicho, los de la ciudad de Valencia, porque el que quería nuestro monarca era igualar el régimen jurídico de la capital a las villas más importantes valencianas. Además, esa concesión de los Fueros implicaba otro hecho fundamental y era la creación de un consejo municipal autónomo, elegido anualmente de forma libre por parte del grupo de patricios y prohombres más importantes de la villa, sin intervención del monarca o nobles feudales. Una consecuencia indirecta pero muy simbólica de esa concesión de los Fueros y de ser villa real, es el hecho que Morvedre pueda usar las armas reales como enseña y escudo propio - ratificado en Pleno de 29 de julio de 1998 -, tal como hoy en día hace con su bandera propia - ratificada en Pleno de 31 de diciembre 1929.
También este privilegio real incluye una mención explícita en dos cuestiones que podían ser polémicas y que eran importantes para el buen funcionamiento económico del pueblo; por un lado la ratificación por escrito de la concesión del agua del río de Segorbe -el Palancia-, de la acequia de Torres Torres, y de las regueras de la Vall de Segó, tal como se hacía en tiempo de musulmanes. Por otro lado, la orden real de cambiar el recorrido del camino real de tal manera que cruzara por medio del arrabal y la villa; el objetivo era que la población se beneficiara del paso de viajeros, mercancías y negocios que generaba aquello que hemos dicho de ser cruce de caminos.
En resumen, se puede afirmar que con la concesión de este privilegio por parte del rey Jaime I a la villa de Morvedre se situa el acta de nacimiento de una nueva comunidad porque son los orígenes directos y sin interrupción del actual pueblo de Sagunto, tanto a nivel social y humano como nivel incluso del actual municipio, el origen del que es ahora su Ayuntamiento como forma de gobierno de los saguntinos y saguntinas. Por otra parte, pero, si frecuentemente se datan los tiempos de la conquista de Jaime I como el momento del nacimiento del actual pueblo valenciano, no hay que olvidar los pueblos que antes habitaron nuestra ciudad: los musulmanes de Murbiter, el Arse íbero o el Saguntum romano.
Por todo ello, el pleno del Ayuntamiento de Sagunto ha apoyado en el primer pleno de agosto, el manifiesto redactado por el Arxiu Camp de Morvedre con motivo del 775 cumpleaños de la Carta Puebla a Morvedre, además de aprobar la inclusión en la programación cultural del 9 de Octubre alguna actividad relacionada con el motivo de esta declaración.
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