A diferencia de lo ocurrido en el Santuario de la Cueva Santa, hicieron caso omiso de imágenes, cuadros y de la talla barroca de gran valor. Los ladrones se llevaron solo candelabros y grifería de aseos de
los oratorios rurales.
La habitual tranquilidad de la pequeña localidad de Castellnovo, en la
comarca del Alto Palancia, se ha visto truncada ante la profanación y
robos en dos ermitas de la población, la de San Antonio y la de San
Cristóbal, lugares de inmensa devoción popular, especialmente la
primera, de donde los ladrones se han llevado candelabros y la grifería
de las mismas. Unos robos que han causado consternación en el pueblo y
que se han convertido en el principal tema de conversación de los
vecinos durante estos días.
Según fuentes municipales, en el oratorio de San Antonio, que tiene una puerta de madera, forzaron la cerradura y arrancaron la puerta para llevarse cuatro candelabros, causando varios destrozos. También sacaron fuera unos farolillos que habían en su interior, pero los dejaron tirados en el suelo, así como movieron y desordenaron el interior en busca de otros objetos.
En el caso de la ermita de San Cristóbal, los ladrones no accedieron a la misma, aunque sí a un almacén anejo accediendo al mismo reventando el pasador de hierro forjado y los pestillos de los baños con algún objeto punzante para llevarse la los siete grifos del inmuneble.
Lo que se pensó que podría tratarse de una gamberrada, pronto se descartó al ver que habían sido profanadas las dos ermitas. Eso sí, afortunadamente, y a diferencia de lo ocurrido en el Santuario de la Cueva Santa, los ladrones no tocaron las imágenes ni los cuadros ni la talla barroca, de
gran valor.
Ahora el caso está en manos de la Guardia Civil, quienes ya están investigando los hechos y buscando al autor o autores de estos robos sacrílegos.
Esperemos que esta moda no llegue a las muchas ermitas con las que cuenta el Alto Palancia, aunque no estaría de más que se guardaran en lugar seguro las imágenes y objetos de valor que existieran en su interior.
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