La falta de inversiones en restauración y
rehabilitación agrava el abandono y el deterioro de monumentos y
edificios muy relevantes
El recorte en inversiones públicas destinadas a la rehabilitación y
restauración pone en peligro gran parte de los tesoros del patrimonio
histórico-artístico de la Comunitat Valenciana. El deterioro y abandono
de edificios, conventos, alquerías, castillos y palacetes ha sido
especialmente grave en los últimos años en una lamentable deriva a la
que las administraciones parecen no poner freno. Humedades, derrumbes y
escombros se han adueñado de algunos de los monumentos más
representativos de la riqueza patrimonial de la comunidad.
En la comarca del Alto Palancia, lo más notable es que la reconstrucción de la Cartuja de Valldecrist sigue a la espera.
El aspecto ruinoso de uno de los monumentos más emblemáticos de la comarca, ubicada en el término
municipal de Altura, da muestra de la difícil situación que atraviesa la
inversión de capital de las entidades públicas en mantenimiento de
patrimonio.
En 2011, la directora general de patrimonio presentó dos
proyectos de 970.000 euros para la reconstrucción de una de las 24
celdas con las que contaba la Cartuja de Valldecrist con el fin de
realizar una recreación de cómo era, así como la colocación de la
cubierta, tambor incompleto y sepulcro del muro del claustro de San
Jerónimo, ubicado dentro de la Iglesia mayor del edificio. Dos proyectos
que, a pesar de que ya debían estar terminados, todavía siguen a la
espera de ejecución.
Y entre tanto, numerosas personas de la comarcan no hacen más que proponer ideas que, con un presupuesto no mucho mayor, pondrían en valor un edificio de tanta relevancia. Es el caso de José García, un segorbino que ha diseñado un hotel rodeado de campos productivos, usando materiales baratos y rápidos de instalar, apostando por la producción de energías renovabl, y que ha gustado a los miembros de la Asociación Cultural Cartuja de Valldecrist, que también se mueven por recuperar y promover los restos de este insigne monasterio.
Y entre tanto, numerosas personas de la comarcan no hacen más que proponer ideas que, con un presupuesto no mucho mayor, pondrían en valor un edificio de tanta relevancia. Es el caso de José García, un segorbino que ha diseñado un hotel rodeado de campos productivos, usando materiales baratos y rápidos de instalar, apostando por la producción de energías renovabl, y que ha gustado a los miembros de la Asociación Cultural Cartuja de Valldecrist, que también se mueven por recuperar y promover los restos de este insigne monasterio.
Fotos: José García |
Mientras, en Segorbe, el convento de San Martín y el de los
franciscanos, propiedad del obispado, también muestran síntomas de
amenaza a ruina.
El Camp de Morvedre también se ve afectado por los recortes, pues la basura se adueña de los chalés de la antigua Gerencia de Altos Hornos. Otros ejemplos muy significativo son algunos tramos de muralla del castillo de Sagunt y los palacios
medievales de Quartell y Benifairó de les Valls, que esperan desde hace
tiempo una intervención urgente.
Mientras el Ministerio de Cultura
avanza en la rehabilitación de los lienzos del castillo a un ritmo
lento, el edificio señorial de Quartell lleva unos tres años con una
malla de seguridad en su fachada para evitar caídas de cascotes y en el
de Benifairó, la mitad del tejado se ha caído sin que los propietarios
particulares de ambos tengan prevista una intervención a corto plazo.
Del legado industrial del Port de Sagunt, que es lo más reciente, el mal
estado de los chalés de la antigua Gerencia de AHM constituye todo un
punto negro, dentro además de la histórica ciudad-jardín. Además de
sufrir pintadas y estar llenos de basura o escombros, el deterioro de
las construcciones es evidente desde hace más de diez años, ninguno de
los proyectados anunciados por la Generalitat en el recinto han llegado a
cuajar, ni la Ciudad del Teatro, ni el Campus de las Artes Escénicas.
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