La grafiosis ha atacado al Olmo de Castellnovo, y los peores pronósticos le dan entre cinco meses y cinco años de vida a este olmo centenario, que a punto está de cumplir 200 años
Desde 1812, año en que fue plantado para conmemorar la aprobación de la Constitución de Cádiz (la Pepa), hasta ahora, el Olmo de Castellnovo ha dado cobijo bajo su copa a los jóvenes y ancianos que se sentaban a conversar, los niños han jugado en las cavidades de su tronco, se han instalado los tenderetes del mercadillo de los Viernes y se han celebrado miles de verbenas, espectáculos y actos públicos. A su sombra los vecinos se han reunido para el reparto de las aguas en los campos, para celebrar el enlace de nuevas parejas o dar su último adiós a sus seres queridos. Bajo sus ramas ha transcurrido la historia reciente de Castellnovo.
Pero la historia también ha dejado sus propias marcas en el árbol. A finales del siglo XX sufrió un incendio que estuvo a punto de destruirlo, pero gracias a la cooperación vecinal pudo ser sofocado y el árbol se recuperó de forma milagrosa dejando un tronco hueco que asombra a propios y extraños. Sus raíces a veces se rebelan levantando el pavimento y rompiendo tuberías; hace unos años la Iglesia de los Santos Reyes tuvo que ser reformada ya que habían penetrado en su estructura, debilitándola y amenazando con destruirla. No hace mucho se le ropía uno de sus brazos, una rama de grandes dimensiones, que cayó al suelo durante la celebración de las fiestas.
Pero hasta ahora, todos estos contratiempos los ha ido salvando con su mejor arma, el tiempo. Sin embargo, parece que el nuevo rival va a ser más duro. Su cuidador, Bernabé Moya Sánchez, botánico, escultor y director del Departamento de Árboles Monumentales de la Diputación de Valencia, y "médico personal" del Olmo de Castellnovo desde 1997, observando que el 30% de la copa del árbol aparecía seca, decidió llevar unas muestras al Departamento de Patología Vegetal de la Universitat Politècnica de València, centro de referencia internacional en el estudio de la grafiosis, para determinar si la grafiosis había atacado al centenario olmo. Y desgraciadamente, los análisis han dado positivo.
La grafiosis es una enfermedad devastadora causada por un hongo originario de Asia, que llegó a nuestras tierras hace unos 40 años y que está matando a los olmos de toda España dejándoles al borde de la extinción. De momento, no hay remedio ni tratamiento preventivo para la infección, pero los científicos continúan trabajando para salvar los olmos que quedan y buscar una solución de futuro.
Con motivo de la celebración del Día del Árbol, el 31 de enero, el programa de la televisión autonómica Canal Nou "Medi ambient" dedicó un programa a los olmos, y concretamente, el de Castellnovo, pues en el programa se muestra cómo se han realizado los análisis para confirmar el diagnóstico y ver cuanto le queda de vida según los investigadores.
Esperemos que este árbol monumental, que ha sobrevivido durante 200 años a las tormentas, las guerras, el fuego y casi destroza una iglesia, no tenga que morir por culpa de un hongo tan pequeño que sólo se puede ver al microscopio, y corra mejor suerte que sus primos del Jardín Botánico Pau de Segorbe, que tras verse afectados, hubieron de ser arrancados y sustituidos por otras especies.
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