Los cuidados llevados desde el pasado año, cuando se observaron los primeros síntomas, no han dado resultado.
En el verano del pasado 2019, el hijo del Olmo de Navajas dio signos de no encontrarse bien. Los vecinos se dieron cuenta que empezaban a secarse algunas ramas del árbol que preside la rotonda ubicada al final de la calle Segorbe, y que esto no presagiaba nada bueno.
Se consultó el tema con expertos, que afirmaron que no se trataba de grafiosis, y se acordó aumentar el riego y los cuidados. Y se dejó pasar el otoño y el invierno, esperando que la primavera hiciera que brotaran yemas y hojas nuevas. Pero parecer, las medidas tomadas no fiueron suficientes, y esta primavera, el árbol no ha brotado.
De todos es conocido que los árboles tienen una capacidad de regeneración total, y que en todos los seres vivos, la muerte es una condición. Tal vez si se espera a que finalicea la primavera quizás nazcan brotes nuevos, pesea a que todos los signos indican su muerte.
Por este motivo, la decisión por dura que sea, conllevará su tala y quema, para evitar que sea un mecanismo para difundir enfermedades a otros cercanos. Y así el hijo del Olmo cambiará de florecer a regresar a su materia para que otros crezcan.
El milagro de la primavera no se ha producido en el Olmo pequeño, y tal vez sea el momento de tratar de conseguir otro bástago digno de suceder a su ilustre progenitor..
Fuente: FB Olmo de Navajas
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