Aunque la campaña no ha sido todo lo buena que se esperaba, el mercado ha sido tan concurrido como en campañas anteriores.
El Toro es una pequeña población de la provincia de Castellón limítrofe con Teruel, donde existe una gran cultura y tradición trufera. Por este singular motivo, la localidad celebra desde hace 8 años una Feria muy interesante alrededor de la trufa y de productos artesanos.
En este año 2011 la feria se celebró al aire libre los días 3 y 4 de diciembre, enmarcada dentro de un programa de jornadas gastronómicas que se están llevando a cabo en los restaurantes locales y que se prolongará durante los meses de diciembre y enero. El recinto ferial agrupó a una veintena de puestos de alimentos artesanales, plantas, cerámicas y venta de plantas truferas y trufas a cargo de los viveros de la comarca y Teruel. Pero el momento más esperado de la jornada fue la demostración de busca de trufa a cargo de la jabalina, Cochi, de 14 años de edad, que acompañada de su dueño Serafín, hace las delicias de grandes y pequeños.
El objetivo de la feria es el de potenciar un sector en constante crecimiento que puede ser una buena base económica para toda el área de influencia.
Y todo esto en medio de una campaña que no ha sido todo lo buena que los recolectores de la zona del Palancia y Teruel esperaban, pues la escasez de lluvia de los meses de julio y agosto ha influido negativamente en la temporada trufícola, y ha hecho que no sea todo lo productiva que se esperaba.
Pero esto, aunque no es bueno, hace encarecer el producto y da mayores ganancias a los buscadores, que han llegado a cobrar por el kilo de trufa de 550 euros, pese a los malos tiempos que corren. Por algo ha este tubérculo se le denomina el diamante negro de la cocina, pues quienes lo prueban lo siguen comprando, aunque ahora en menor cantidad.
De izquierda a derecha, Tuber Melanosporum, Tuber Brumale, Tuber Aestivum y Tuber Borchii. |
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