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sábado, 14 de noviembre de 2009

1609, 1939, 1989...

Los aniversarios no siempre traen buenos recuerdos, pero en cualquier caso podemos aprovechar la oportunidad para reflexionar sobre sucesos especialmente relevantes de nuestra historia, colectiva o personal. Y no podemos dejar que acabe el presente año, marcado por la crisis económica, pero también por una crisis de valores que defrauda la democracia en todos los ámbitos de la vida pública, sin recordar algunas de las fechas que incidieron especialmente en nuestra Historia.

Hace 400 años, en 1609, los moriscos fueron expulsados de los reinos peninsulares. Se trató de una auténtica limpieza étnica que ya se había intentado en anteriores ocasiones y que sólo los intereses económicos de la nobleza habían retrasado. En el Reino de Valencia, de hecho, afectó a casi la tercera parte de la población y provocó una crisis económica y social de gran magnitud que tardó casi un siglo en ser superada. La expulsión de una población, oficialmente cristiana por obligación y heredera de los valencianos que habitaban estas tierras antes de la reconquista, fue el penúltimo episodio de la intolerancia que imperaba desde hacía siglos. El mito de la “convivencia” de culturas y religiones ya hacía tiempo que mostraba su verdadero rostro sectario e intransigente con episodios tan ignominiosos como la expulsión de los judíos en 1492. La monarquía castellana de los Austria impulsó la mano negra de la Inquisición para imponer una sociedad religiosamente homogénea, al tiempo que aspiraba a implantar también una cultura y una lengua comunes. Los Borbones rematarían la faena tras la Guerra de Sucesión.

Cuando ya en el siglo XX parecía que la II República iba a terminar definitivamente con tanta historia negra, de nuevo las fuerzas carpetovetónicas salieron de la caverna y provocaron una Guerra Civil de consecuencias trágicas para la gran mayoría de los ciudadanos. El año 1939, cumplimos ahora el 70º aniversario, terminó con la democracia y los vencedores de la guerra eliminaron u obligaron al exilio a centenares de miles de personas. La represión fue brutal y la miseria moral y económica no se superó hasta cuarenta años después. Nuevamente la España negra se imperaba, “Una, grande y libre”.

Recuperada la democracia, la Región Valenciana consiguió una limitada autonomía en el marco de una España que se integró en una Europa que pronto asistiría a cambios importantes. En 1989, hace sólo 20 años, la caída del Muro de Berlín abrió la puerta a la democratización de los países de órbita soviética y parecía que el continente caminaba unido en los valores de la libertad y la tolerancia. Lamentablemente la Guerra de los Balcanes en los años 90 nos retrotraería a imágenes de destrucción y genocidio como no se conocían en Europa desde los años 40, cuando la Segunda Guerra Mundial.

Hemos comenzado un nuevo siglo y los signos de los totalitarismos no han desaparecido, pues continúan vivos los conflictos generados en épocas anteriores en Palestina, Irak, Afganistán… Tal vez por nuestras calles hoy en día caminen descendientes de aquellos moriscos valencianos que han regresado a su tierra prometida y muchos son los exiliados del pasado siglo que también han regresado a casa. El año 2009 y todos los años, todos los días, hemos de tener presente que la democracia y la libertad son el resultado de una larga historia llena de momentos amargos y que cada día, en nuestra ciudad, en nuestro país, en todo el mundo, existen evidencias de que los cavernarios siguen vivos, por lo que se ha de estar alerta, porque como decía el sabio “Los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla”.


Quico Fernandez (Concejal del Ayuntamiento de Sagunto).
OPINION-La Gaceta de Nuestra Comarca, Edición Camp de Morvedre (Nº 343- Nov/2009)