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lunes, 1 de febrero de 2016

EL CAMINO DEL SANTO GRIAL SE RETOMA CON VOZ Y VOTO PALANTINO

La Asociación del Camino del Santo Grial buscará relanzar este proyecto con el apoyo de la Universidad de Zaragoza. En la nueva junta, estará presente el alcalde de Segorbe como vocal.

El pasado sábado, día 16 de enero, el Alcalde de Segorbe, Rafael Magdalena, se trasladó a Zaragoza para asistir a la asamblea de la Asociación del Camino del Santo Grial, con el objetivo de incluir a Segorbe en la actividad y planes turísticos de la misma. 

En dicha asamblea, se eligió una nueva junta directiva para la asociación, cuyo presidente será Enrique Senen, y uno de sus vocales el alcalde de Segorbe, algo de gran transcendencia, pues formar parte de esta ruta y de las actividades que se realicen desde la asociación, dotará a la ciudad de un recurso más para demostrar la calidad turística de Segorbe. 

Esta asociación, sin ánimo de lucro, se dedica a trabajar en la promoción y el buen desarrollo del Camino del Santo Grial, que como es sabido, comienza en el Monasterio Viejo de San Juan de la Peña, (Huesca) y finaliza en la ciudad de Valencia -concretamente en su Catedral, donde se halla la Capilla del Santo Cáliz-, pasando por Segorbe. Como objetivos primordiales, la asociación se ha planteado relanzar el camino y darle mayor visibilidad, incluyendo la implicación de todas las administraciones por las que pasa el camino, tanto locales con las autonómicas. Por ello, se trabajará en la señalización del camino, localización de servicios a lo largo de la ruta, organización de actividades en las localidades por donde transcurre, publicación de folletos y guías, etc. 

La iniciativa, liderada por la Universidad de Zaragoza y enmarcada en el proyecto europeo Horizonte 2020, pretende promocionar y difundir el Camino del Santo Grial. La actuación se denomina oficialmente “Grail: Holy Grail: mystic routes and activities to improve local tourim” y su objetivo es promover y ampliar de forma trasnacional la ruta turística, histórico-artística y cultural del Santo Grial, ya existente, a través de la identificación de los lugares emblemáticos, la selección de dichos puntos y la descripción de personajes, leyendas, mitos y mística; aspectos relevantes en el viaje que realiza el Santo Cáliz desde la Última Cena hasta nuestros días.

Según la tradición aragonesa, el cáliz estuvo en Roma hasta el pontificado de san Sixto II, (que ejerció el papado durante un año, desde 257 a 258), quien asustado por la persecución romana, habría confiado el Santo Cáliz a su joven diácono San Lorenzo, originario de Huesca, el cual lo envió a casa de sus padres para esconderlo a través de su compatriota, el legionario Precelio. Llegado a Hispania, el escondite del Grial pasó por diversos lugares aragoneses, que marcarían, según la tradición oral, la ruta del Santo Cáliz: la cueva de Yesa, San Pedro de Siresa, San Adrián de Sásabe, San Pedro de la Sede Real de Bailo y la catedral de Jaca.

En 1071 el obispo de Jaca, Sancho I, llevó el cáliz al monasterio de San Juan de la Peña, donde había sido monje antes, con motivo de la llegada del cardenal Hugo Cándido, enviado por el papa Alejandro II. Y allí permaneció guardado hasta que en 1399, el rey Martín I el Humano -gran coleccionista de reliquias- lo trasladó al palacio de la Aljafería de Zaragoza, quedando a partir de entonces custodiado por la corona de Aragón. A su muerte, el cáliz estuvo temporalmente en Barcelona, donde el Rey había trasladado su corte, y donde resulta registrado y descrito en el inventario de posesiones personales del monarca, elaborado en septiembre de 1410.

En el año 1424, el rey Alfonso el Magnánimo trasladó el Cáliz a Valencia, y lo depositó en la capilla del palacio real como agradecimiento por la ayuda del reino de Valencia en las luchas mediterráneas del monarca. En 1437, la reliquia fue entregada al Cabildo Catedralicio en nombre de su majestad, como prenda por un préstamo de 40.000 ducados de oro para sus guerras italianas, donde quedó en propiedad ante el impago de dicho préstamo.

El 3 de abril de 1744, durante el servicio de Semana Santa, el cáliz escapó de las manos del canónigo Vicente Frígola y Brizuela y cayó, partiéndose en dos. El maestro platero Luis Vicent efectuó una reparación aquella misma tarde, en presencia del notario Juan Claver que inscribió el acto, y la fractura no se observa ya, excepto dos pequeñas grietas. La impresión del accidente fue tal que el canónigo Frígola enfermó y murió días después.

Desde entonces ha permanecido en la catedral de Santa María de Valencia hasta la actualidad, con excepción de algunos periodos durante las guerras napoleónicas y la Guerra Civil Española, así como durante dos visitas de regreso al Monasterio de San Juan de la Peña en los años 1959 y 1994.

Desde entonces, son varias las ocasiones en que se ha tratado de crear un Camino del Santo Grial, aunque por desgracia, sin el apoyo ni consolidación del mismo. La primera vez se le dio vistosidad y conocimiento gracias a una peregrinación a caballo por todo el itinerario de un grupo de jinetes, que iban dejando reliquias del Santo Cáliz en los municipios por los que discurría. En aquella ocasión ya se trató de señalizar con pintadas en varios puntos, como se puede observar la que existe en un puente de la Via Verde de Ojos Negros a la altura de Soneja.

No hace mucho, en este mismo blog, dábamos cuenta de la nueva intención que se tenía de revitalizar este proyecto con motivo de la llegada del primer peregrino de la Ruta del Grial a Valencia. En esta ocasión se valoraba incluir a Cataluña en el trazado, que quedó excluido en la anterior propuesta. Ojalá esta nueva intentona, en la que un alcalde palantino tendrá voz y voto, sea la buena y se logre consolidar este trazado que, con la debida promoción y apoyos institucionales, promete atraer a gran cantidad de usuarios.

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