Si el paisaje de las tierras de interior es también un reclamo para una parte más o menos significativa de esa fuente de ingresos que son los turistas, habrá que preocuparse y ocuparse algo más de él.
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La Diputació de València pone en marcha en Daimús su dispositivo para la limpieza de playas afectadas por la dana. |
Este sería el plano general. Pero a todo plano le corresponde, se muestre o no, un contraplano, que sería el que representa el sector del turismo de interior, mucho más humilde y modesto. Para hacernos una idea, unos 700 alojamientos acogieron en 2023 algo más de 150.000 viajeros con cerca de 360.000 pernoctaciones. Ocurre que también aquí el principal atractivo es el paisaje. En este caso, los bosques, los ríos, la fauna y la flora y, en algunos casos, el patrimonio artístico y arquitectónico. Pero este entorno está cada vez más amenazado por los incendios, la desertización y la pérdida de biodiversidad. Si el paisaje de las tierras de interior es también un reclamo para una parte más o menos significativa de esa fuente de ingresos que son los turistas, habrá que preocuparse y ocuparse algo más de él. Sobre todo de los rincones arrasados por el fuego, o por el abandono de la agricultura y la ganadería como consecuencia de la despoblación o la falta de rentabilidad de los cultivos. Habría que tomarse algo más en serio la necesidad de intervenir de manera efectiva, al menos en algunas zonas. Sin prisa pero sin pausa.
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Zona de bosque quemado en el Alto Palancia, Castellón |
Como señala Maria Josepa Payà en ‘Terra endins. Pensar el futur des del poble’, el último premio de ensayo Mancomunitat de la Ribera Alta: “Al món rural no necessitem discursos ni guies. El que volem és igualtat d’oportunitats, respecte a la diversitat i justicia en l’assignació de recursos econòmics”. Pues eso.