El paisaje alterado por el incendio del pasado verano ha marcado la peregrinación de los cientos de alcublanos que se han desplazado en la segunda romería del año hasta el santuario .
A las ocho de la mañana el volteo de las campanas da la señal y los
jóvenes, con la pequeña imagen de la Virgen de la Cueva Santa a hombros,
salen por el pórtico de la iglesia entre aplausos de los romeros y de
todo el pueblo que, junto a la banda de música, los acompaña hasta las
afueras del pueblo. Antes eran los mozos que regresaban del servicio
militar quienes, en agradecimiento por volver sanos a su pueblo,
llevaban la imagen hasta la Cueva; hoy son los jóvenes que por su edad
habrían acabado la mili, quienes llevan la imagen ataviados con ropas
militares, rememorando esa tradición.
Tras visitar la cueva y celebrar la misa a la Virgen, el día se vuelve
plenamente festivo con el concierto que la Unión Musical Alcublana
ofrece a los romeros, con la visita obligada a las “paradas” de dulces y
otros productos, y finalmente con la comida campestre que celebran
familias y grupos de amigos repartidos por los alrededores de la cueva. A
las tres de la tarde, tras una breve ceremonia de despedida en el
santuario, los romeros inician el regreso hacia Alcublas, donde de nuevo
las campanas, la música y los aplausos de todo el pueblo, premian el
esfuerzo de los jóvenes, y expresan la satisfacción por una tradición
secular cumplida un año más.
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