Bejís está dividido por la decisión de talar un cedro gigante. El Ayuntamiento defiende la necesidad con informes técnicos y los vecinos contraatacan con la valoración de otro experto
Lo que el fuego no se llevó en Bejís podría llevárselo próximamente la reforma de una plaza. Más de trescientas personas han firmado para que el ayuntamiento, en el que apenas constan 400 vecinos censados, no tale y sustituya varios árboles que dan sombra al corazón de su casco urbano desde hace décadas.
Todo comenzó cuando el consistorio comunicó a sus vecinos sus planes para reformar la plaza del Ayuntamiento, centro neurálgico del pueblo, debido a un proyecto dentro de la línea Pla Conviure que consiguió una subvención de la Generalitat Valenciana para remodelar la avenida del Santo, la plaza del ayuntamiento y una pequeña plaza que hay al lado. Los vecinos no se han opuesto a la mayor parte del nuevo diseño, que hará desaparecer la fuente ornamental del enclave y nivelará el suelo para hacer el espacio accesible, entre otros. Lo que sí rechazan es la desaparición de algunos de los árboles que les han dado sombra durante gran parte de su vida.
Mientras que para los vecinos es un asunto de nostalgia y de preferencias, desde alcaldía se asegura que se trata de una decisión técnica: El árbol más grande, un cedro del Atlántico con dos metros de diámetro y más de cuarenta de alto, está levantando el suelo de la plaza y ya ha levantado el suelo del archivo municipal. Existen informes desde 2018 alertando de que es un peligro y que seguirá creciendo, y si algún día hay un accidente la responsabilidad será del ayuntamiento.
Todo el proceso de elaboración del proyecto ha sido transparente, se ha informado a los vecinos desde el principio, y la decisión de conservar el cedro es compartida, pues no es una decisión política, sino de los técnicos, que junto con este ejemplar quieren hacer desaparecer otros dos árboles más pequeños por haberse quedado desangelados y generar maleza en la vía pública. El único superviviente vegetal de la reforma será el gran olivo, que se mantendrá en este espacio junto a otros árboles de especies autóctonas que darán la misma sombra con el tiempo.
Tal es el rechazo que ha generado entre parte de la ciudadanía esta parte de la reforma que no solo se han recogido 318 firmas hasta el momento, sino que se han solicitado informes propios para respaldar la opinión vecinal.
El doctor en Biología Jaime Güemes, que también es director del Jardín Botánico de la Universitat de València, también ha realizado un informe en el que valora que la eliminación de cualquier de los árboles de la plaza sería una actuación totalmente desacertada, irracional y contraria a las tendencias europeas de renaturalización de los núcleos urbanos.
Tras una visita a la plaza, el experto dictaminó que la aportación de estos ejemplares a la lucha contra el cambio climático y su función como refugio climático no puede ser sustituido por ningún otro árbol recién plantado ni por elementos arquitectónicos destinados a producir sombra, como pérgolas. Cualquier actuación en la plaza debería marcar como prioridad la conservación de los árboles existentes. No solo deberían ser contemplados en el proyecto, sino que deberían preverse las actuaciones necesarias para no dañar su parte aérea ni, lo que es más importante.
El científico termina haciendo la siguiente reflexión: «No parece sensato, en un municipio como Bejís que vio cómo hace casi tres años se perdía en unos días la gran mayoría de su superficie arbolada, eliminar árboles sanos y con una función clara en el pueblo que va mucho más allá de la ornamental. Bejís no se puede permitir perder ni un solo árbol más».
Por lo que respecta a las opiniones vecinales, algunos de los habitantes de Bejís han pedido hablar con los técnicos, que ellos les expliquen lo que dicen sus informes y contrastarlo con los que ellos han pedido. Otras voces se muestran más predispuestas a ceder algo de terreno si es verdad que el cedro da tantos problema, Ppero no es necesario que los quiten todos, aunque los sustituyan por nuevo,
Fuente: El Mundo Castellón al día