El primer omnibus que adquirió tuvo un coste de 35.000 pesetas de 1921. La compañía fue incautada por el Gobierno republicano tras el inicio de la Guerra Civil y los omnibuses 11 y 12 participaron en la columna republicana Francisco Casas Sala
El pasado quince de noviembre se cumplió el primer centenario de la fundación de Autos Vallduxense, S.A. (AVSA) empresa de transporte de viajeros que presta sus servicios tanto en el casco urbano de Sagunto, como entre la capital del Camp de Morvedre y Valencia o la línea de Castellón a Torás. Pues bien, aquel 15 de noviembre de 1921 se celebró la junta general de constitución de esta compañía, que concentró a 285 familias del municipio de la Vall d’Uixó.
En aquella primera reunión de la sociedad fue donde se decidió formalizar la compra de omnibuses, el primero costó 210 euros, unas 35.000 pesetas de la época. El vehículo se destinó a prestar servicio, tanto de viajeros como de correos, entre la Vall, Nules, Xilxes y Castellón. Con esta adquisición, la empresa recibió la primera autorización de transporte, que permitía circular por carretera a 30 kilómetros por hora y a un máximo de 6 kilómetros en circuito urbano, por el interior de los municipios donde operaba.
La proyección de la actividad era notable y, en 1922, se adquirió un cuarto ómnibus. El vehículo se compró a la empresa de carruajes de Vall d’Uixó. Por aquellos años de la década de los 20 se permitió descansar a los operarios uno de cada veintiún día de trabajo. Eran otros tiempos, donde, por ejemplo, el recorrido desde la Vall d’Uixó a Castellón se realizaba en cerca de 3 horas.
Ni que decir tiene que la trayectoria de esta empresa es una parte de la historia de los municipios donde ha dado servicio (como Segorbe y comarca), y sobre todo en los que tiene mayor implantación en la actualidad, como es el caso de la Vall, Nules, Moncofa, Sagunto, Puçol, etc. Es una historia que, lógicamente, también refleja la evolución política de España a lo largo de esta primera centuria, desde la monarquía a la república, de una guerra civil, con su posterior dictadura, a la democracia.
Mención especial requiere, por sus repercusiones para esta empresa, lo acontecido tras el golpe de estado militar perpetrado el 17 y 18 de julio de 1936, que desencadenó la guerra civil hasta el primero de abril de 1939, y que afectó troncalmente al normal funcionamiento de la compañía. Efectivamente, el 2 de octubre de 1936 fue asesinado en Castellón el presidente de la empresa, Juan Bautista Nabàs Ribelles y otros exdirigentes de la sociedad. Es más, al inicio del conflicto armado la empresa fue confiscada por el Estado. Tras la incautación, Autos Vallduxense, S.A. se integró en la sección de transportes de la Subsecretaría de Armamento, dependiente del Ministerio de Defensa Nacional de la II República Española, siendo gestionada por el sindicato UGT de la Vall d’Uixó.
Dentro de este capítulo de la contienda civil española, cabe resaltar que los autobuses números 11 y 12 de la flota de la compañía, conducidos por Miquel Arenos y Manuel Pocar Ferrer, respectivamente, se vieron involucrados en un episodio histórico, acaecido durante aquel conflicto en tierras turolenses.
Efectivamente, el 25 de julio de 1936 estos dos vehículos formaron parte de la columna de milicianos republicanos denominada ‘Francisco Casas Sala’. La ciudad de Teruel seguía bajo el dominio de las fuerzas golpistas del general Franco y los efectivos republicanos se dirigían allí para rendir a los franquistas y apoderarse de tan simbólica plaza.
Junto a los milicianos, en los autobuses de esta empresa, ya confiscada por la República, viajaban guardias civiles de las provincias de Castellón y Cuenca, que se habían mostrado fieles al Gobierno republicano, pero, el 29 de julio, al llegar a la Puebla de Valverde, los agentes de la Benemérita atacaron a los milicianos, pasándose al bando franquista con los autobuses y sus conductores. En aquel episodio, milicianos de Sagunto y de las comarcas de Castellón encontraron la muerte.
Tal como se ha indicado, la vida de la empresa no ha sido ajena a los cambios de régimen ocurridos en España, ha ido ligada a todo ello, con muertes a directivos, con su incautación o con la rescisión de contratos de personas de moralidad dudosa por orden de la autoridad laboral de la época. El reflejo de esta evolución política se detecta nítidamente hasta en la propia correspondencia que mantenía la empresa con las distintas instancias de la administración pública, pasando del: «Dios guarde a Vuestra Excelentísima muchos años», al «viva usted muchos años», y, finalmente, al simple «reciba un cordial saludo».
Por otro lado, Autos Vallduxense, S.A. tampoco fue ajena a los procesos de reconversión, impulsados por el Gobierno socialista de Felipe González, que se vivieron en la zona donde opera esta compañía, por un lado, el cierre de la cabecera integral de Altos Hornos del Mediterráneo, pero, especialmente, la clausura de Segarra, la fábrica de calzado más importante de España, con sede en Vall d’Uixó, que, como en el caso de Puerto Sagunto con la siderúrgica, fue en su día el motor económico de la localidad castellonense y de toda su comarca. El cierre de Segarra, con la pérdida de 4.500 empleos, supuso un golpe muy duro para la movilidad en la zona y, por ende, para las cuentas de la propia empresa de transporte de viajeros.
A lo largo de estos cien años, en el funcionamiento de AVSA también se refleja la evolución en la movilidad y la percepción del autobús, que fue una novedad en sus inicios, representando la modernidad frente a los carruajes tirados por caballos, que era lo que se utilizaba de forma generalizada, puesto que no había otra opción para desplazarse. Sin embargo, debido a la motorización de los años 60 y el incremento del uso y abuso de vehículo privado como medio mayoritario para los desplazamientos, el transporte público, dentro del reparto modal, pasó a ser residual fuera de las áreas metropolitanas.
Pero los tiempos cambian y nada es para siempre. Actualmente, al transporte público se le reconoce un papel importante para la descarbonización del planeta, y es por lo que en breve la empresa adquirirá su primer autobús eléctrico, lo que supone una distancia muy grande del sistema de gasógeno que se utilizó después de la guerra civil, el cual hacía funcionar los vehículos con carbón.
La empresa, a lo largo de estos cien años también ha tenido que ir adaptándose a la evolución tecnológica, no sólo en el ámbito de la informática, sino también, por ejemplo, en los medios de pago. Antes había un cobrador, y ahora hay sistemas de pago para transporte público con reconocimiento facial. De esta evolución tecnológica la compañía fue parte muy activa en su momento, al montar en 2010 el primer car sharing eléctrico de España, que fracasó por ser prematuro, adelantado a su tiempo debido a que era demasiado pronto para implantar este tipo de experiencias.
De todo esto y mucho más se puede tener mayor detalle en el libro que hace unos años publicó en Centre d'Estudis Vallers gracias al trabajo de Ernest Nabás Orenga; o en la exposición que durante unas semanas se ha expuesto en el Palau de Vivel de La Vall d'Uixó organizada por la Associació Arqueològica Vall d'Uixó.
Fuente: El Económico
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