Sara Gil Ballestar muestra en este su primer poemario una serie de versos que llegan con fuerza al lector, al que le pide su apoyo para sacar una edición en papel para que llegue a más gente.
Publicar un libro no siempre es fácil, y a los problemas con editores, imprentas y demás, a vecess también está el económico. Pero donde no llega la cartera llega muchas veces el ingenio, sobre todo cuando detrás de él se esconde una despierta inteligencia y un deseo de superación, en este caso el de la joven segorbina Sara Gil Ballestar, que ha decidido recurrir al micromecenazgo o crowdfunding para financiar la publicación de su primer libro.
El volumen en cuestión, es un poemario titulado “Regando las penas, llorando las flores” escrito en el confinamiento y con cuyo título Sara, que el pasado curso acabó el ciclo de bachiller con una calificación de excelente, ha querido rendir un pequeño homenaje a su abuela.
La voz de Sara Gil Ballestar es la de una generación marcada por la pandemia, las nuevas tecnologías y la vulnerabilidad psicológica. Una generación empática y comprometida con las injusticias. Y Sara busca con sus versos llegar al lector, sea joven o adulto, ayudarle a escucharse y quererse, porque todos sentimos emociones difíciles de expresar.
Los versos que componen Regando las penas, llorando las flores no dan respuesta a las injusticias sociales, pero abren interrogantes a golpe de rima. Se pueden leer en orden o en desorden, perdiéndote entre sus páginas en el metro, entre las sábanas, en el mar mientras escuchas el sonido de las olas rompiendo, o en una biblioteca cerca de casa, donde tal vez sientas la necesidad tras la lectura de tomar un bolígrafo para empezar a escribir en papel lo que llevas dentro.
Sara Gil Ballestar (Castellón, 2003) es una joven con muchísimas aspiraciones y necesidades, empezó con la poesía de una forma totalmente ingenua hace unos años, hasta que el confinamiento le abrió los ojos y se dio cuenta de que era todo lo que quiere en su vida. Su sueño es dedicarse profesionalmente a la poesía, y por eso ha decidido cursar el grado de Filosofía, una manera de entender el mundo que le rodea. Y poder escribir sobre ello.
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