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martes, 2 de agosto de 2016

EL INCENDIO DE ESPADÁN YA ESTÁ CONTROLADO


La superficie afectada supera las 16000 hectáreas, y deja también seis bomberos heridos. El enorme dispositivo humano y  técnico movilizado y el ejemplo de coordinación entre administraciones y de solidaridad, las claves que han evitado un mal muchísimo mayor, que tiene buenas perspectivas de regeneración.

El incendio forestal declarado la pasada semana en el término de la localidad castellonense de Artana, ya se ha dado por controlado, según informaban el lunes 1 de agosto los servicios de Emergencias de la Generalitat

El fuego, que se declaraba el pasado lunes 25 de julio sobre las 15 horas en las cercanías de una granja de Artana, donde al parecer se produjo la imprudencia que desencadenó el incendio forestal, alcanzaba rápidamente las primeras estribaciones de la Sierra de Espadán afectando a los términos de Artana, Alcudia de Veo y Tales y rozando los de Onda, Eslida y Ahín.

Al final, la superficie calcinada ha sido de más de 1.600 hectáreas de terreno forestal, 700 de ellas en el Parque Natural de la Sierra de Espadán, aunque sin afectar al corazón de la misma. El incendio deja además seis bomberos atendidos por contusiones, deshidratación e inhalación de humo.

Esta superficie ha hecho que el incendio de Artana sea el más grave ocurrido en la provincia de Castellón desde 2012 –año en el que la comarca del Alto Palancia fue alcanzada por el fuego de Andilla–, y que además, la cifra supere el total de la superficie quemada en los años 2015, 2014 y 2013, que sumaban poco más de mil hectáreas.

Estas dimensiones se deben a que las condiciones meteorológicas en un principio se presentaron adversas, con un viento que dificultaba más si cabe los trabajos para combatirlo, pues afectaba a una zona de orografía escarpada, de difícil acceso y con mucha masa forestal reseca por la sequía. Esto llevaba a que se generasen llamas de gran virulencia que en las primeras horas levantaron una densa columna de humo que era visible a decenas de kilómetros del interior de la provincia de Valencia y Castellón, donde incluso era patente el olor a ceniza y el cielo brumoso por las particulas en suspensión que dejaba el incendio en la atmósfera.


Eso sí, los dos frentes activos del incendio afortunadamente quedaban alejados de los núcleos habitados, aunque sí se tuvieron que desalojar granjas, casetas y otras instalaciones. El frente de la zona de Tales-Onda era el menos preocupante después de que el viento y el fuego se aliaran en la zona de Alcudia y Eslida, donde las llamas avanzaban y arrasaban el monte. Por este motivo, desde el inicio, los esfuerzos se centraron en contener el flanco izquierdo, que era el más activo, para proteger el Parque Natural de la Sierra de Espadán.

Ante este panorama, se fue creando un ámplio dispositivo de emergencias, que llegó a alcanzar en los peores momentos del incendio las 500 personas y los treinta medios aéreos, que procedían de varios parques del Consorcio de Bomberos de Castellón, de la Unidad Militar de Emergencias (UME), de brigadas de bomberos forestales, y donde habían también miembros de Protección Civil, guardias civiles, policías de la Generalitat, la brigada helitransportada, avionetas, así como personal y medios de distintas administraciones. También los servicios sanitarios están colaborando en todas las tareas necesarias.

Un operativo que ha estado siete días de intensa batalla contra las llamas, y que ha supuesto un verdadero ejemplo de coordinación entre administraciones y de solidaridad. Y es que desde el primer momento la Generalitat Valenciana, la Diputación de Castellón y el Ayuntamiento de Artana han contado con la colaboración del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, las Comunidades de Catalunya, Aragón y Castilla La Mancha, ayuntamientos cercanos, el Puerto de Catellón, que cerró alguno de sus muelles para que los medios aéreos pudieran recoger agua, y por supuesto, los vecinos, que habilitó el polideportivo o el frontón del pueblo como improvisado campamento, cocinó para quienes participaban en la lucha contra el fuego e incluso ofreció sus casas para que pernoctaran y descansaran quienes salvaban sus montañas. Un verdadero ejemplo de solidaridad y cooperación.

Afortunadamente, a esta buena sinergia, colaborarón una inversión térmica, la humedad y los cambios de viento, que llevaron a que las llamas avanzasen más lentamente de lo previsto por las autoridades, y que ya el jueves se declarara el incendio por confinado, es decir, que perimetralmente ya no crecía y ya no existía llama en el perímetro, aun que todavía había que luchar para evitar los rebrotes.

Unas tareas, que todavía a día de hoy se llevan a cabo por 40 brigadistas, que palmo a palmo, árbol a árbol. continuan con las tareas de repasar las zonas afectadas para eliminar todo peligro. Estas tareas de limpieza se realizan utilizando azadas y motosierras para remover la tierra y cortar troncos (como pinos o algarrobos) quemados y evitar que surjan pequeños conatos en los puntos más calientes debido a las brasas, aún incandescentes, dadas las altas temperaturas que se registran este fin de semana, en una tarea que requiere de mucha paciencia y sacrificio de los bomberos.

Ahora, la superficie arrasada dejará durante mucho tiempo un paisaje lunar donde antes existía una masa arbórea. Esa es la factura que dejan los incendios forestales, la devastación de la naturaleza.

Sin embargo, la regeneración natural presenta un buen pronóstico, según las primeras conclusiones de los expertos tras recorrer el perímetro de ceniza. Y es que el incendio ha quemado zonas que se pueden regenerar, afectando sólo a la superficie en la mayoría de las zonas, así que se es muy probable que se pueda salvar bastante., pues como el incendio avanzó lentamente porque se contuvo rápidamente, no subió a la copa de los árboles.

En esta misma zona hubo un incendio en los ochenta y se regeneró de forma natural con pinos y se hizo espontáneamente un tupido bosque. También la zona sufrió un incendio en 1994, que afectó a 19.000 hectáreas, que terminaron por regenerarse, aunque para ello se necesitaron dos décadas.

Con todo, la primera valoración realizada a partir de las aportaciones de los bomberos que han actuado estos días en la zona devastada apunta a que habrá muchos árboles muertos, pues en el 30% de la zona afectada sí hubo destrucción total. En el resto sólo ardió la base de los árboles. Esos ejemplares han tenido un gran sufrimiento por las llamas, pero las copas están en buen estado y entonces se puede regenerar mejor.

En los próximos meses, un factor crítico que incidirá en la buena recuperación de la superficie afectada por las llamas es la lluvia, porque la planta y los árboles están heridos, han sufrido una agresión y una situación muy estresante. Si lloviera ahora sería magnífico, porque entonces interviene la repoblación natural, que es la más eficiente y la más eficaz. Mucho más que la acción del hombre en repoblaciones artificiales. No obstante, con posterioridad a la regeneración natural, será necesario airear la zona para evitar que se produzca la concentración de masa forestal.

A estas tareas seguro que contribuyen el grupo de personas que, de manera altruista, han creado la Asociación Arrels de l’Espadà, que ya está manteniendo contactos con entidades expertas en materia de reforestación para empezar las tareas, aunqeu son conscientes que es una tarea lenta y que se debe de realizar con mucho esfuerzo y con tiempo.

Ahora lo que hay que velar es por el interés general que tiene el pulmón de la provincia de Castellón, esas 31000 hectáreas deben estar por encima de intereses partidistas (como esta vez ha sido para su extinción), pero también por encima de los derechos de los propietarios y las interpretaciones ultra-conservacionistas de algunos ecologistas. O de una administración sin medios y con miedo a perder votos, que prefiere dejar que la vegetación crezca libremente hasta que se vuelva a quemar, en ciclos de 20 años. En definitiva, hay que aprovechar lo ocurrido para prepararse para evitarlo más rápido si hay otro inciendio, y poner de una vez en marcha el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) de la Sierra Espadán.

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