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miércoles, 2 de noviembre de 2011

BENAVITES EXPONE LA MUESTRA FOTOGRÁFICA "LA TARONJA EN LA VALL DE SEGÓ"

La exposición ha sido organizada por la Asociaciación "L´Arxiu" y se expondrá en la Torre de Benavites durante unas semanas.

La Asociación "L´Arxiu", en colaboración con el Ayuntamiento de Benavites, han organizado la exposición "La Taronja en la Vall de Segó" que permanecerá abierta al público durante tres semanas desde el sábado 29 de octubre en la torre medieval del municipio de Los Valles.  

La etapa feliz de la viña y el vino de Sagunto, el Valle del Palància y "La Vall de Segó" se truncó durante los primeros años del siglo XX, al extenderse la plaga de la filoxera (detectada en Nules en 1907, que lanzó a perder la próspera economía del vino.

El campo saguntino se componía, en los primeros años del siglo XX, de unas extensas plantaciones de viña, de las que se extraía su famoso vino, principal riqueza agrícola de esta comarca, economía que en más de una ocasión fue motivo de desagradables sucesos como el que apunta El Faro de Sagunto (núm. 19, del 4 de septiembre de 1909): “Tiroteo. En las proximidades del puerto de esta ciudad, se produjo el lunes un tiroteo entre los guardas del Sindicato de Policía Rural y unos obreros que estaban sustrayendo uvas de una viña. Uno de los obreros resultó herido”.

El 1912 la filoxera invadía los campos saguntinos y llegaba a Segorbe en 1915. La plaga filoxèrica coincidió con el estancamiento y posterior declive de las transacciones comerciales con Francia, país que había remontado sus problemas provocados por el oídium y la filoxera. Durante ese periodo, el país galo se había abastecido de los vinos valencianos en general, y de los saguntinos en particular, hasta que los agricultores franceses pudieron rehacer parte de sus viñas, infectadas por las plagas, y solucionar sus necesidades de importación recurriendo a su colonia de Argelia.

Ante la escasez de comercio de exportación, los bajos precios y los estragos causados por la filoxera, pocos fueron los labriegos que pudieron sobrevivir a tanta calamidad y renovar las plantaciones de viña. Los labriegos del Alto Palancia volvieron a la antigua agricultura del olivo y la algarroba, y se acogieron a las ayudas estatales, mientras que en el Bajo Palancia, o Camp de Morvedre, recibían un nuevo y prometedor cultivo: el naranjo.

Las primeras plantaciones de naranjos en el término de Sagunto son anteriores a 1894 y se realizaron en las tierras más próximas a la marjal, puesto que estas no eran muy buenas para las viñas, por lo que cabe suponer que nuestros labriegos, hasta finales del siglo XIX, prefirieron el cultivo de la viña al del naranjo a pesar de que ya se divisaba como cultivo para el futuro del campo saguntino. Las primeras exportaciones eran ya una realidad. Lo que en el siglo XVIII se consideraban “jardines de naranjos y limoneros”, pasó a ser, y así lo insinuó la Sociedad Vitivinícola Saguntina a sus miembros, el cultivo que tendría que sustituir la viña, aconsejando plantar el naranjo en las tierras de regadío.

"Aunque en algunos secanos marginales se volvieron a reponer algunos viñedos, sobre todo de moscatel, la verdad es que la superficie ocupada por este cultivo descendió de forma drástica en todo el valle. En la parte más alta, el partido de Viver, se pasó de 7.589 has. en 1889 a tan sólo 172 en 1945; en la parte media, partido de Segorbe, de 4.809 a 421; en la parte baja, partido de Sagunto, de 6.936 a 1.540. En este último por tanto el viñedo aguantó mejor la crisis, pero la expansión del naranjo lo ha ido erradicando de casi todas partes. En 1976 quedaban todavía 353 has, pero en el momento actual sólo se pueden encontrar varias parcelas de carácter residual” (Juan Piqueras. “El vino de Sagunto y Valle del Palancia”. Braçal, 3-1990). 
Mujeres trabajando en un almacén de naranja.

De esta manera,  el naranjo se convirtió en una de los principales ejes económicos de la comarca, y una fuente de ingresos para muchas familias, que encontraron en la recogida y manipulación de estas frutas un trabajo estable, aunque fuera de temporada. 

Y de eso trata precisamente esta exposición: de como la naranja se ha convertido en una parte importante del recuerdo colectivo ya no solo de Benavites y los pueblos de la Vall de Segó, sino también de casi todos los pueblos que conforman la comarca del Camp de Morvedre, y aunque en menor medida, de algunos de la comarca del Alto Palancia.

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